El Papa Francisco presidió este miércoles 18 de mayo la Audiencia General tras saludar previamente desde el papamóvil a los fieles presentes en la Plaza de San Pedro, a quienes animó a rezar “de forma espontánea” incluso si ello supone protestar acerca de un sufrimiento o dolor.
Continuando con sus catequesis sobre la vejez, el Papa Francisco reflexionó acerca del pasaje bíblico del Libro de Job, a quien describió como “un testigo de la fe que no acepta una ‘caricatura’ de Dios”.
“Y Dios al final responde, como siempre de forma sorprendente: muestra a Job su gloria pero sin aplastarlo, es más, con soberana ternura”, dijo el Papa Francisco a continuación.
El Santo Padre defendió también que Job “ha comprendido el misterio de la ternura de Dios escondida detrás de su silencio” y animó a los fieles a tener “una fe sencilla en la Resurrección de Dios, una fe sencilla en Jesucristo y una fe sencilla de que el Señor siempre nos espera y vendrá”.
Además, el Papa Francisco advirtió acerca de la fe “moralista” que lleva al “fariseísmo” y defendió que “la parábola del libro de Job representa de forma dramática y ejemplar lo que en la vida sucede realmente”.
“Es decir que sobre una persona, sobre una familia o sobre un pueblo se derriban pruebas demasiado pesadas, desproporcionadas respecto a la pequeñez y fragilidad humana”, explicó el Papa.
A partir de esta idea, el Papa Francisco citó algunos ejemplos como “los padres de niños con graves discapacidades, o en quien vive una enfermedad permanente o al familiar que está al lado… situaciones a menudo agravadas por la escasez de recursos económicos”.
“En ciertas coyunturas de la historia, este cúmulo de pesos parecen darse como una cita colectiva. Es lo que ha sucedido en estos años con la pandemia del Covid-19 y lo que está sucediendo ahora con la guerra en Ucrania”, defendió.
“¿Podemos justificar estos ‘excesos’ como una racionalidad superior de la naturaleza y de la historia? ¿Podemos bendecirlos religiosamente como respuesta justificada a las culpas de las víctimas, que se lo han merecido? No podemos”, aseguró el Papa.
Protesta a Dios como forma de orar
A continuación, el Papa explicó que en muchas ocasiones los fieles pueden “protestar” a Dios por los problemas o situaciones difíciles de la vida. Ante esto, el Papa Francisco defendió que “la protesta es una forma de oración”.
“Si tienen en el corazón cualquier dolor y tienen ganas de protestar, protesten a Dios. Dios les escucha, Dios es padre, Dios no se asusta de nuestras oraciones de protesta. Él nos entiende”, aseguró el Papa, quien animó a los presentes a tener una oración espontánea y no a encarcelarla en los esquemas preconcebidos.
La vejez y la promesa de Dios
“Este testimonio es particularmente creíble si la vejez se hace cargo, en su progresiva fragilidad y pérdida. ¡Los ancianos han visto mucho en la vida! Y han visto también la inconsistencia de las promesas de los hombres. Hombres de ley, hombres de ciencia, hombres
de religión incluso, que confunden al perseguidor con la víctima, imputando a esta la responsabilidad plena del propio dolor”, explicó el Papa Francisco.
Más tarde, el Papa aseguró que “los ancianos que encuentran el camino de este testimonio, que convierte el resentimiento por la pérdida en la tenacidad por la espera de la promesa de Dios, son un presidio insustituible para la comunidad en el afrontar el exceso del mal”.
“La mirada de los creyentes que se dirige al Crucificado aprende precisamente esto. Que podemos aprenderlo también nosotros, de tantos abuelos y abuelas, de tantos ancianos que, como María, unen su oración, a veces desgarradora, a la del Hijo de Dios que en la Cruz se abandona al Padre”, concluyó el Santo Padre.
Saludos a los peregrinos
Durante los saludos a los peregrinos de Polonia, el Papa recordó a San André Bobola, mártir jesuita y patrón de Polonia.
El Papa destacó “su empeño por la unidad de la Iglesia, y su firmeza en la defensa de la fe en Cristo”, y animó a que su ejemplo “nos den la valentía de hacerlo frente a la tentación de la mundanidad”.
También durante los saludos a los peregrinos de Italia, el Papa Francisco nombró a la asociación “Familias por la acogida” y explicó que “se dedican a la adopción, cuidando a niños y ancianos en dificultad y ofreciendo un testimonio cristiano e importante servicio social”.
También se dirigió a los recién casados y les animó a formar una familia donde se aprenda de Jesús y se crezca en la serenidad y alegría.
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