El 6 de agosto, en el marco de los 196 años de independencia de Bolivia, los obispos exhortaron a construir una patria “más solidaria, más justa” a la luz de la verdad, la reconciliación y el compromiso de todos.
Este viernes en varias ciudades de Bolivia los obispos celebraron el Te Deum, en los que participaron autoridades locales, sacerdotes, religiosos y algunos laicos, de acuerdo a lo permitido por las medidas sanitarias para evitar la propagación del coronavirus.
El Arzobispo de Sucre y presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana, Mons. Ricardo Centellas, alentó a ser la “humanidad nueva” que aporte a una Bolivia más solidaria, más justa” con “signos realmente transformadores en unidad y solidaridad”.
Si bien “vemos nuestro país con una mirada pesimista”, “nosotros podemos transformar nuestro país, nuestra región, nuestra ciudad, ahí está la semilla de esperanza”, agregó.
Mons. Centellas afirmó que hay protestas y violencia, que “la pobreza persiste” y la pandemia aumentó muchas brechas sociales, políticas y culturales, que impiden que el país avance. Bolivia aún no responde “con propiedad y cabalidad para afrontar esta experiencia que enluta a las familias bolivianas. Si nos quedamos en eso es para llenarnos de tristeza”.
Pero “creo que en Bolivia podemos ver semillas de esperanza, de experiencia, signos de solidaridad, fraternidad, hermandad, signos de esperanza”, “que nos hacen ver que Bolivia puede ir adelante y mucho más que un 6 de agosto”.
“Estamos camino a la celebración del bicentenario, una experiencia única para reencontrarnos y trabajar en unidad y mostrar al pueblo de Bolivia que es posible transformar nuestra realidad”, expresó.
“No habrá que hacer 100 obras sino una obra significativa que transforme toda nuestra realidad”, alentó Mons. Centellas.
En el Te Deum en Santa Cruz, presidido por el Arzobispo local, Mons. Sergio Gualberti, se recordó que Bolivia está “sufriendo por la falta de diálogo, la crispación y los enfrentamientos a nivel social y político, hechos que impiden la reconciliación, la paz y la preparación de un sueño común”.
En ese sentido, la justicia “tiene la noble misión de hacer brillar la realidad objetiva y la correcta interpretación de los hechos, conforme a la verdad”.
“Esta tarea debe ejercerse en total libertad y autonomía de los demás poderes del Estado y de las influencias políticas, económicas y sociales”.
Pero más allá de las instituciones, cada uno está llamado a un desafío y asumirlo “de acuerdo a las responsabilidades que el Señor y la historia le han encomendado”, dijo Mons. Gualberti.
Acto seguido, invitó a comprometerse y “hacer realidad nuestro sueño de una nueva Bolivia, una tierra de hermanos, reconciliada, unida, hogar bendecido por Dios donde haya paz, concordia y bienestar para todos”.
En tanto, el Arzobispo de Cochabamba, Mons. Oscar Aparicio explicó que “el rumbo que tome el país es algo que a todos nos concierne. Las decisiones que se tomen son nuestro futuro. Este futuro hace que nos manifestemos y, por tanto, actuemos como un pueblo unido construyendo la paz es decir el pueblo que vive a la luz de la Palabra”.
“Estamos aquí para renovar nuestro compromiso de servicio a nuestra patria buscando el bien de todos cuidando y respetando la vida pese a las ideologías que afectan gravemente a la familia y a la sociedad boliviana. Es fundamental trabajar por la reconciliación entre nosotros, vernos como hermanos hijos e hijas de un único padre”.
En ese sentido, Mons. Aparicio alentó “crear un espacio nuevo. Actuemos con generosidad, desprendimiento y apertura del corazón y la mente. Escuchemos las voces que claman por una Bolivia que acoja a sus hijos y les proporcione todas las posibilidades de desarrollarse sin distinción alguna y así construir una patria libre y próspera”, manifestó.
Asimismo, el Arzobispo de Cochabamba pidió que Dios conceda “paz, reconciliación y libertad”.
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