El Cardenal Mario Aurelio Poli, Arzobispo de Buenos Aires y Primado de la Argentina, compartió el mensaje de consuelo y esperanza que tiene el Niño Jesús y San Cayetano, patrono del pan y del trabajo, en la Misa que presidió en el santuario del barrio de Liniers en Buenos Aires, este sábado 7 de agosto.
En la Misa de las 11:00 a.m., concelebrada por los sacerdotes del santuario y en la que los fieles dejan sus plegarias delante de la imagen del santo expuesto en el atrio del templo para evitar el contagio del coronavirus, el Cardenal reflexionó sobre las palabras de Jesús “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré”.
“El Niño Jesús en brazos de Cayetano sacerdote nos sigue diciendo: ‘Vengan a mí’ los que están desesperanzados, los que golpearon muchas puertas y no se abrieron, los que salen a buscar trabajo bien temprano y llegan a sus casas desalentados, los que no encuentran sentido al seguir luchando por una vida digna”, dijo el Arzobispo.
“‘Vengan a mí’, los que temen por su salud y se sienten agobiados por sus sufrimientos y temores, los que fueron defraudados por promesas incumplidas y no saben cómo sobrevivirán mañana”.
El Purpurado resaltó que estas palabras también se dirigen a “los abuelos y ancianos que se sienten marginados, excluidos y olvidados, solos y enfermos: sientan el abrazo del consuelo de un Dios que los ama y valora. ‘Vengan a mí’ los jóvenes que se sienten decepcionados, sin futuro, en nuestra propia patria”.
El Cardenal destacó que “a todos ellos, el Jesús que predica San Cayetano siempre tiene una palabra de aliento y alivio, para que los devotos vuelvan consolados a sus casas, a lo cotidiano, con la certeza de que Dios no se olvida de sus amigos, que sus promesas no defraudan, nunca nos decepcionan, y ustedes lo saben bien”.
Tras resaltar que pese a la difícil situación económica, al santuario siguen llegando víveres y ropa para los más necesitados. Eso sumado a la oración, muestra que “el encuentro con quienes compartimos la fe y las pruebas de la vida nos alienta a seguir caminando”.
“Como en la Iglesia de los primeros tiempos, en San Cayetano se crea un clima de familia y se proclama que ‘la felicidad está más en dar que en recibir’”, continuó.
“San Cayetano: con corazón agradecido te pedimos paz, salud y trabajo. Es el lema elegido para este 7 de agosto y expresa los más profundos deseos del pueblo trabajador y creyente, que desea salir de la pandemia mejor de cuando nos ha sorprendido”.
“Pedimos paz porque quien la procura ‘está sembrando la paz y su fruto es la justicia’. Pedimos salud para seguir construyendo una patria de hermanos, acompañando el sueño del Papa Francisco que nos invita a que ‘seamos capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y de amistad social que no se quede en las palabras’”, continuó el Arzobispo de Buenos Aires.
“Y como ‘no existe peor pobreza como aquella que priva del trabajo y de la dignidad del trabajo’, hoy nos ponemos frente a la imagen del Santo del Pan y del Trabajo: pedimos que nos dé una mano e interceda ante el ‘Dios que ama la vida’ para que no falte lo que sostiene a nuestras familias, nos dignifica y es causa de alegría para todos”.
“¡San Cayetano, ruega por nosotros!”, concluyó.
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