Luego que el Senado aprobó la legalización del aborto, la Conferencia Episcopal (CEA) lamentó la “lejanía de la dirigencia” con la mayoría del pueblo argentino que ama la vida, y aseguró que continuará “trabajando con firmeza y pasión en el cuidado y el servicio a la vida”.
El proyecto de la legalización del aborto en Argentina fue aprobado por el Senado la madrugada del 30 de diciembre por 38 votos a favor, 29 en contra, 1 abstención y 4 ausencias luego de 12 horas de debate.
Una encuesta de la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (Unsta), realizada entre el 20 y 24 de diciembre, reveló que el 93% de argentinos está en contra del proyecto de legalización del aborto y que el 92% piensa que no es tema de urgencia en la salud pública.
Además, varias movilizaciones a nivel nacional mostraron que la mayoría del pueblo argentino está a favor de las dos vidas y considera que la legalización del aborto no es una urgencia en medio del complejo contexto sanitario por la pandemia del coronavirus.
“Esta ley que ha sido votada ahondará aún más las divisiones en nuestro país”, aseguró la CEA en un comunicado tras la votación.
“Lamentamos profundamente la lejanía de parte de la dirigencia del sentir del pueblo, el cual se ha expresado de diversas maneras a favor de la vida a lo largo y a lo ancho de nuestra patria”, añadieron.
“Tenemos la certeza de que nuestro pueblo seguirá eligiendo siempre toda la vida y todas las vidas. Y junto a él seguiremos trabajando por las auténticas prioridades que requieren urgente atención en nuestro país”.
“Los niños y niñas que viven en la pobreza en cantidad cada vez más alarmante, el abandono de la escolaridad por parte de muchos de ellos, la apremiante pandemia del hambre y la desocupación que afecta a numerosas familias, así como la dramática situación de los jubilados, que en estas horas podrían verse vulnerados en sus derechos una vez más”, precisó la CEA.
Junto con agradecer a los ciudadanos y legisladores que defendieron el cuidado de toda la vida, la CEA pidió “defenderla siempre, sin claudicaciones” para “construir una nación justa y solidaria, donde nadie sea descartado y en la que se pueda vivir una verdadera cultura del encuentro”, concluyó.
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