13 jóvenes profesaron los votos perpetuos como Hermanitas de los Ancianos Desamparados el pasado 31 de mayo en Valencia (España).
La celebración tuvo lugar en la capilla de la Casa General de la congregación en Valencia, a puerta cerrada, por lo que “sólo participaron la comunidad religiosa, los celebrantes y las profesas”. La Eucaristía fue presidida por Mons. Arturo Ros, Obispo Auxiliar de Valencia, y concelebrada por los capellanes de la Casa General, los sacerdotes Ramón Fita y Gil Herrero.
Según precisan desde la Archidiócesis de Valencia, por precaución ante la crisis sanitaria “no estuvieron presentes los ancianos, ni tampoco los familiares de las profesas, y se cumplieron todas las medidas sanitarias, como el distanciamiento, con los sitios marcados en los bancos, y el uso de mascarillas”.
Las trece jóvenes que profesaron los votos perpetuos tienen entre 25 y 30 años. Siete de ellas proceden de Perú, dos de México; dos de Colombia y dos de Brasil.
La profesión de votos perpetuos tuvo que ser aplazada por la pandemia del coronavirus. Por eso se realizaron este año “únicamente en Valencia, donde las profesas han realizado su último año de formación antes de los votos perpetuos; y no en las provincias religiosas de sus países de origen, como se hace habitualmente para que los familiares puedan asistir”.
Desde la Archidiócesis de Valencia explican que, como parte del rito de profesión, “en el transcurso de la Eucaristía se llama a las profesas, quienes solicitan a Dios y a la Iglesia ‘servir a Jesucristo esposo de las vírgenes y, por su amor, a los ancianos desamparados’”.
También, tras la liturgia de la Palabra y la homilía, se pregunta a las profesas si quieren ser consagradas y posteriormente se rezan las letanías, que las jóvenes profesas escuchan postradas, después cada una “se acerca a la Madre Superiora y lee la fórmula de profesión, escrita de su propia mano” y firma en el altar el documento.
Terminada la profesión, las religiosas “se ponen de rodillas y el celebrante les impone la bendición solemne” y reciben las coronas, “símbolo de la unión con Jesucristo en el amor y en el sacrificio”, tras lo cual la superiora declara solemnemente que las nuevas profesas forman ya parte de la congregación.
En la actualidad, la Congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados son 2.200 religiosas que atienden a más de 20.000 ancianos sin recursos en 204 asilos y residencias en Europa, Iberoamérica, África y en Asia.
La congregación fue fundada en 1872 por el sacerdote Saturnino López Novoa y por la maestra, y a partir de entonces religiosa de la congregación, Santa Teresa de Jesús Jornet, que fue canonizada en 1973 por San Pablo VI. Abrieron su primer centro en Valencia, donde también se encuentra su Casa General.
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