El jueves 25 de junio los católicos coreanos conmemoraron con Misas ofrecidas por la reconciliación el 70 aniversario del comienzo de la Guerra de Corea, un conflicto que nunca terminó técnicamente y que dejó dividida la península coreana.
“La oración es el arma más poderosa de la Iglesia que lucha por la paz”, indicó el Arzobispo de Seúl (Corea del Sur), Cardenal Andrew Yeom Soo-jung. “Al crear una cultura del perdón, la justicia se volverá más humana y la paz será permanente”, agregó.
Casi tres millones de coreanos murieron en la Guerra de Corea entre 1950 y 1953, equivalente al 10% de la población de la península. Corea del Norte y del Sur están técnicamente todavía en guerra, 66 años después del armisticio firmado en julio de 1953.
Según señaló el Arzobispo de Gwangju, Mons. Kim Hee-joong, los católicos coreanos han conmemorado desde 1985 el aniversario del 25 de junio como el “Día de oración anual por la reconciliación y la unidad del pueblo coreano”.
Debido a la pandemia de coronavirus, se alentó a las parroquias de Corea del Sur a celebrar Misas por el aniversario respetando las restricciones de seguridad adicionales y evitar tener grandes multitudes reunidas en las catedrales.
Además, los católicos en el país rezaron una novena previa al aniversario para pedir por la paz y la reconciliación.
Desde la división de la península coreana a lo largo del paralelo 38, el Norte y el Sur se han distanciado significativamente económica y culturalmente.
Veinticinco millones de personas viven en Corea del Norte, el país con uno de los peores registros de derechos humanos del mundo. En 2014 las Naciones Unidas reveló un informe de 372 páginas que documentaba crímenes contra la humanidad, que incluía ejecución, esclavitud, tortura, encarcelamiento, abortos forzados y hambre prolongada.
La mayoría de los sacerdotes que estaban en Corea del Norte fueron capturados, asesinados o desaparecieron justo antes de que estallara la guerra en 1950, según indica la Conferencia Episcopal de Corea. El proceso de beatificación ha comenzado para 40 sacerdotes y religiosas de la abadía benedictina de Tokwon que fueron martirizados por los comunistas.
Corea del Sur, por el contrario, ha experimentado un crecimiento económico significativo desde la Guerra de Corea. Su rápido desarrollo después del conflicto se conoce como el “milagro en el río Han”, creciendo a una tasa anual de casi el 9% durante tres décadas.
La Iglesia Católica en Corea del Sur también ha crecido casi un 50% en las últimas dos décadas, según un estudio de la Conferencia de Obispos Coreanos. Hoy hay aproximadamente 5,8 millones de católicos en Corea del Sur.
El Obispo de Uijeongbu, Mons. Peter Lee Ki-heon, nació en Pyongyang en 1947, huyó al sur con parte de su familia a la edad de cuatro años y hoy dirige el Comité de Obispos Coreanos para la Reconciliación del Pueblo Coreano.
Antes del aniversario, Mons. Lee instó al Gobierno a encontrar una manera de acelerar los intercambios intercoreanos sin violar las sanciones internacionales, según indica Southon Yonhap News.
Recientemente, las relaciones intercoreanas se han deteriorado y Pyongyang amenazó la semana pasada con enviar tropas a la zona desmilitarizada que divide la península. El 6 de junio, el dictador norcoreano Kim Jong-un ordenó la demolición de la oficina de enlace intercoreana que fue creada por el presidente surcoreano Moon Jae-in.
El Cardenal Yeom, quien es técnicamente administrador apostólico de la Diócesis de Pyongyang en Corea del Norte, oró para que los líderes trabajen para encontrar el bien común para ambos países en la dividida península coreana.
“Todos los líderes de la península coreana y la comunidad internacional son responsables del futuro de nuestra nación”, dijo el Cardenal Yeom.
“Con esto en mente, espero que superemos los intereses personales, partidistas y nacionales y nos demos cuenta del verdadero bien tanto para Corea del Norte como para Corea del Sur”, dijo el Cardenal.
Traducido y adaptado por Harumi Suzuki. Publicado originalmente en CNA.
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