La familia africana sufre en silencio en su naturaleza frágil y hoy presenta un aumento de las “enfermedades sociales”, alertaron académicos de instituciones católicas de 11 países de África, América, Asia y Europa en una reunión virtual transmitida desde Roma.
El evento del martes 23 de junio fue organizado por Family International Monitor (FIM), un proyecto de investigación internacional iniciado en 2018 por el Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para el Matrimonio y las Ciencias de la Familia en colaboración con la Universidad Católica de Murcia (España).
El objetivo de la reunión fue compartir los hallazgos preliminares de una investigación del FIM denominada Pobreza familiar y relacional, que se lanzó en mayo de 2019 como parte de un proyecto de tres años. En el estudio participaron investigadores de 11 países que adoptaron el modelo en sus propios contextos nacionales para producir resultados locales.
En declaraciones a ACI África el 24 de junio, la doctora Beatrice Churu, decana de la Escuela de Artes y Ciencias Sociales del Tangaza University College (TUC) en Kenia y docente en el Instituto de Estudios de la Juventud del TUC, afirmó que a las familias africanas se les ha negado una voz y que la situación está matando a la sociedad.
“Las familias, con sus desafíos y preguntas específicas, no tienen un foro donde puedan hablar, ni en la Iglesia, ni en el espacio público, ni en foros políticos. Hablamos de género, hablamos de mujeres, hablamos de jóvenes, pero no hablamos de familias”. Es importante que todos piensen en la familia como una unidad, “nos dirigimos a las mujeres, jóvenes y niños, pero también tenemos que dirigirnos a la familia que da identidad a los individuos”, dijo la doctora Churo.
El renacimiento africano, el despertar de Ubuntu y todos los otros despertares que caracterizan la reconstrucción en África “no llegarán lejos sin la familia. Las tasas de suicidio, depresión y otras enfermedades sociales están en aumento porque la familia se ha debilitado mucho”. Cuando la familia se desmorona, todo en la sociedad se desmorona, añadió.
Al respecto, expresó su preocupación por el alto número de niños vulnerables en las áreas urbanas de Kenia, donde las familias monoparentales están en aumento en comparación con las familias con padre y madre, y afirmó que esta tendencia se está extendiendo en todo el país de África Oriental.
Se estima que 8,6 niños en Kenia son huérfanos o privados de las necesidades materiales, sociales y emocionales adecuadas. Además, unos 3,6 millones de niños rurales viven en situación de vulnerabilidad, de los cuales 646.887 son huérfanos de ambos padres y 2,6 millones son huérfanos de un padre. Al menos un millón de estos niños perdieron a sus padres a causa de enfermedades relacionadas con el VIH, Sida.
La doctora Churo lamentó que las economías de los países africanos no den prioridad a la familia. “Las personas dejan a sus familias a las 5 de la mañana porque tienen que estar en el trabajo a las 8 y cuando vuelven a casa, los niños están dormidos. Las familias no tienen vida”.
Al respecto, señaló que se “podrían acortar nuestros días de trabajo para salvar nuestras vidas. Podríamos hacer que nuestros lugares de trabajo sean más amigables para la familia” y afirmó que la pandemia del COVID-19 ha enseñado a las personas que pueden trabajar desde casa y seguir siendo muy productivos, mientras pasan más tiempo con la familia.
Por su parte, Imelda Diouf, del Centro Sekwele de Estudios de la Familia en Sudáfrica, dijo que "si alguna vez hubo un momento en la historia sudafricana posterior al apartheid, cuando el papel de la familia debería ser defendido, ahora es ese momento. Ponerse la lente familiar brinda la oportunidad de mirar más allá de COVID-19. Sudáfrica debe prestar atención a colocar a las familias en el centro del desarrollo”.
Churo recordó que los africanos viven en una autenticidad basada en sus familias, pequeñas comunidades, pueblos, vecindarios y grupos sociales y afirmó que la familia todavía tiene la mayor probabilidad de fortalecer la sociedad.
“Si podemos fortalecer a nuestras familias, daremos una base segura a la reconstrucción que tanto anhelamos”, dijo.
Tambien indicó que es necesario que las instituciones académicas creen un alcance y un espacio para los estudios familiares y la educación familiar. Los resultados del estudio se van informar a nivel pastoral y “a través de la formulación de políticas a nivel público”.
Por su parte, Mons. Vincenzo Paglia, canciller del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para el Matrimonio y la Ciencia de la Familia de Roma y del FIM, destacó la importancia del tema abordado por la encuesta y señaló que las familias son un reflejo de todos los demás aspectos de la sociedad.
En la reunión virtual participaron 70 académicos de diferentes instituciones de investigación de la India, Líbano, Qatar, Benin, Kenia, Sudáfrica, Italia, España, México, Brasil, Chile, entre otros países.
Los investigadores de los tres países africanos que participaron en el estudio vincularon sus hallazgos sobre los desafíos que amenazan a las familias en el continente.
La mayoría de los oradores eran funcionarios de FIM como Mons. Pierangelo Sequeri, presidente del Instituto Pontificio Teológico Juan Pablo II para el Matrimonio y la Ciencia de la Familia; José Luis Mendoza Pérez, de la Universidad Católica de Murcia; y Francesco Belletti, director del Centro Internacional de Estudios de la Familia en Milán.
También expusieron Imelda Diouf, del Centro Sekwele de Estudios de la Familia en Sudáfrica; y el Prof. Juan Pablo Faùndez Allier, de la Facultad Eclesiástica de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso en Chile.
Traducido y adaptado por Cynthia Pérez. Publicado originalmente en ACI África.
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