A continuación puede leer el Evangelio y la homilía del Obispo de Santa María de los Ángeles (Chile), Mons. Felipe Bacarreza Rodríguez:
Evangelio del día Juan 8:1-11:
1 Mas Jesús se fue al monte de los Olivos.
2 Pero de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles.
3 Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio
4 y le dicen: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio.
5 Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?»
6 Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra.
7 Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra.»
8 E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra.
9 Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio.
10 Incorporándose Jesús le dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?»
11 Ella respondió: «Nadie, Señor.» Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más.»
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Homilía de Mons. Bacarreza:
El domingo pasado leíamos la hermosa parábola del hijo pródigo, y explicábamos que ésta fue expuesta por Jesús en un escenario preciso: por un lado, estaban los pecadores que acudían a él para escuchar su palabra y, por otro lado, estaban los fariseos y los escribas que murmuraban contra él, diciendo: "Éste acoge a los pecadores y come con ellos" (Lc 15,2). Entonces Jesús expone esa parábola en la cual se destaca la actitud del padre que acoge al pecador, lo perdona con alegría y lo restituye a su condición de hijo; y no sólo come con él, sino que celebra para él la más espléndida fiesta, porque ese hijo suyo "estaba muerto y volvió a la vida; se había perdido y fue hallado" (Lc 15,24.32).
Esa es una parábola, es decir, una historia inventada por Jesús, pero que capta con suma agudeza la conducta real de los hombres y, de esa manera, interpela la conciencia de los oyentes. En el Evangelio de este domingo reaparecen los mismos actores y el escenario es semejante; pero ahora no escucharemos una historia inventada por Jesús, sino que se nos mostrará su actitud concreta ante un hecho real, y nosotros veremos en la actuación de Jesús qué significa "acoger a un pecador". Cada uno de nosotros no estuvo allí presente en ese hecho; pero es como si hubiéramos estado, según lo que dice el mismo apóstol San Juan que lo relata: "Lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos acerca de la Palabra de vida -pues la Vida se manifestó y nosotros la hemos visto y damos testimonio...- lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos, para que también vosotros estéis en comunión con nosotros... Os escribimos esto para que vuestro gozo sea completo" (1Jn 1,1.2.3.4).
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