Se dice que San Sebastián era Capitán de la Guardia del Palacio Imperial en Roma y cierto día un mártir estaba por desanimarse a raíz de las lágrimas de sus familiares. El Santo lo animó a ofrecer a mantenerse firme y a dar la vida por Jesucristo. De esta manera el creyente pudo dar testimonio con el glorioso martirio.
Más adelante, San Sebastián fue denunciado ante el emperador por ser cristiano. Maximino lo llamó y le ofreció ser ascendido si dejaba de ser cristiano, de lo contrario sería degradado y atravesado por flechas.
El Santo respondió diciendo que seguiría siendo seguidor de Cristo hasta el final y fue condenado a morir por flechas por el año 300. Su sepulcro en las catacumbas de la vía Apia, fue venerado por los cristianos desde muy antiguo.
En Roma se edificó una basílica en su honor y por siglos ha sido invocado como patrono contra las flechas envenenadas, las plagas y enfermedades.
Más información en el especial de San Sebastián.
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