El P. Malinconi llevaba pocos más de un año como párroco en Mezzana. Terminada la Misa de Navidad se acercó a charlar con algunos feligreses y fue a tomar chocolate con un grupo de jóvenes. El sacerdote narró a Il Terreno que eran cerca de la 1:30 a.m. cuando llegó a casa.
“Me di cuenta que la puerta de la cocina estaba cerrada y, por suelo dejarla abierta. Dentro vi que había huellas en el suelo. Entonces me acerqué a la puerta que da al jardín (por donde entraron los ladrones). Cuando la abrí me topé con una figura negra, que tenía el rostro cubierto por un pasamontañas”, dijo.
El hombre lo amenazó con golpearlo con un destornillador, el sacerdote indicó que por suerte llevaba puesto un chaleco pesado. Entonces comenzó una lucha entre ambos. Inmediatamente aparecieron otros tres individuos y lo golpearon.
“No pensé que querían matarme, solo imaginaba que me atarían, me amordazarían y que se robarían lo que pudiesen”, expresó el sacerdote. Gritaba, pero no había nadie alrededor.
El sacerdote estaba en el suelo y los cuatro hombres no paraban de pegarle, especialmente en la cara y en la nariz. Sin embargo, él se resistía como podía. “Todo esto (la paliza) habrá durado un minuto”, comentó.
Cuando entró notó que habían sacado varios cajones y que habían robado 200 euros que había recibido como donación en un funeral. También se llevaron un dinero destinado a los niños en África.
Le quitaron unos 200 euros que le habían entregado por un funeral y unas donaciones destinadas a un grupo de huérfanos en África. El P. Malinconi indicó que sus atacantes no hablaban bien el italiano y que probablemente esto eran extranjeros.
Después de este suceso, junto a la policía y en una ambulancia fue llevado al hospital. Le pusieron varios puntos. Sin embargo, no ha dejado de celebrar la Misa ni de realizar sus actividades pastorales.
Muchos de sus feligreses le han dado apoyo y muestras de cariño luego de estos sucesos. Respecto a las investigaciones, la policía aún no ha localizado a los responsables.
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