Solo hay 12 ortopedistas para atender a cerca de 25 millones ghaneses. Un médico estadounidense quiere cambiar esta realidad.
Se trata del Dr. Joseph Marotta, un cirujano ortopédico nacido en Albany, capital del estado de Nueva York (Estados Unidos). Actualmente dirige en Ghana un proyecto llamado Medicus Christi cuyo objetivo es llevar “compasión, equipos médicos modernos y formación a la gente pobre de los países en desarrollo”.
Marotta inició este proyecto cuando tenía 50 años. “Un día estaba escuchando Misa y ahí había un misionero italiano que estaba trabajando en Sudán y Somalia”, comentó a ACI Prensa.
El misionero le dijo: “necesitamos tu dinero, he venido para pedirte apoyo financiero, pero si piensas que poner un billete de 20 dólares en el plato de la limosna te absuelve de toda la responsabilidad con tu prójimo que sufre, estás equivocado”.
Medicus Christi responde a la cruda realidad de Ghana. Con esta iniciativa pretenden desarrollar un centro de cirugía ortopédica y un centro de formación médica en los terrenos del Hospital de la Sagrada Familia y la Escuela de Enfermería en la aldea de Berekum, ubicada en la región Brong Ahafo de Ghana.
También aspiran a convertirse en el primer centro de educación ortopédica para todo el continente africano. Además, quieren atraer a los cirujanos y enfermeras de la zona a Ghana para formarlos y que puedan utilizar sus habilidades en beneficio de su propia gente.
“Los habitantes de Ghana son muy cálidos y acogedores”, expresó y dijo que la población católica africana es una de las que crece más rápido en el mundo.
“La gente en el este de África y en Ghana está muy entusiasmada con la fe y la Iglesia. Su alegría es muy vigorizante. Ellos tiene mucho que ofrecer y mucho que enseñarnos sobre la alegría de la religión y de cómo la fe puede impactar a la sociedad y beneficiar a las personas”, expresó.
La ayuda de la Iglesia
El proyecto de Marotta recibió un impulso especial cuando su párroco en Ghana le presentó a un compatriota africano: el Cardenal Peter Turkson, que preside el Pontificio Consejo Justicia y Paz.
El Cardenal Turkson se ha convertido en el mentor de Marotta. Lo alienta cuando le manifiesta sus dudas, frustraciones y preocupaciones sobre el proyecto. Le recuerda constantemente el ejemplo de Cristo con sus apóstoles. Esas “almas tímidas” que comenzaron su obra en un cuarto y temiendo por sus vidas pero que confiaron en que el Espíritu Santo cambiaría el mundo.
Hace cuatro años el Cardenal Turkson lo llevó a Roma para una audiencia privada con el Papa Benedicto XVI.
“El poder arrodillarme ante el Santo Padre y prometerle dedicar mi vida para trabajar ayudando a los pobres en África fue muy emocionante, muy especial”, recordó.
El Papa Francisco también está enterado del proyecto Medicus Christi. En octubre del año pasado la Fundación Papal les dio una subvención de 50 mil dólares.
Entre los miembros del proyecto están el Cardenal Turkson, Mons. Edward Scharfenberger, Obispo de Albany, y varios sacerdotes y hermanos franciscanos de la Siena College en Albany.
Marotta dijo que el patrocinio de la Iglesia Católica para Medicus Christi, especialmente la participación del Cardenal, ayuda a proteger los suministros con lo que cuenta para que no sean robados y luego vendidos en el mercado negro, o expropiados políticamente.
El médico también hace un llamado a los expertos que deseen colaborar con su proyecto para que se ofrezcan como voluntarios y trabajar en Ghana por un periodo de 2 a 3 semanas. Además solicitó ayuda económica para “hacerle un bien al mundo”. Puede contactarlo AQUÍ.
Traducido por María Ximena Rondón. Publicado originalmente en CNA.
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— ACI Prensa (@aciprensa) diciembre 2, 2015
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