Patriarca Latino de Jerusalén pide que las heridas de la Iglesia no frenen la esperanza

Al presidir la Santa Misa este 16 de octubre desde el Santuario de Magdala, en Galilea, el Patriarca Latino de Jerusalén, Mons. Pierbattista Pizzaballa, alentó a los católicos a “que nuestras heridas, las heridas de la Iglesia, no frenen nuestra esperanza”.

Tras recordar cómo los Apóstoles se encerraron en el Cenáculo con miedo tras la muerte de Jesús, así como la incredulidad de Tomás ante la noticia de la Resurrección de Jesús, Mons. Pizzaballa señaló que en la vida del cristiano “necesitamos a alguien que nos anuncie que Cristo ha resucitado y que lo han visto, como lo hicieron los Apóstoles con Tomás”.

“Alguien que nos diga que ha hecho la experiencia y que nuestras heridas, por muy profundas que sean, no nos lleven a la muerte, sino que puede hacernos descubrir que pueden ser el inicio de una vida nueva si estamos dispuestos a compartirlas, si concebimos alzar nuestra mirada hacia Jesús”.

El Patriarca Latino de Jerusalén celebró la Santa Misa en el marco de la tercera peregrinación virtual gratuita “Recorriendo la Tierra Santa de la mano de María Magdalena”, que comenzó el 28 de septiembre y culminará el 4 de noviembre de este año.

La peregrinación, dirigida por el P. Juan Solana, fundador y director del Proyecto Magdala con 16 años de ministerio en Tierra Santa, tiene este año un componente de sanación interior, con la participación de Gaby Jácoba, fundadora del instituto “Sanando mi Corazón”.

En su homilía, Mons. Pizzaballa subrayó que “es el Señor que viene para cada uno de nosotros, para que el Tomás de cada tiempo vea que esta esperanza es accesible para todos y que todos debemos pasar por ahí, por tocar con nuestra vida esas llagas benditas”.

“Esto y solo esto nos hace pasar de ser incrédulos a ser creyentes. Cuando esto sucede, el Señor pasa a ser ‘Mi Señor’: ‘Señor mío y Dios mío’”.

El Prelado destacó que “en los Evangelios no falta quien reconozca que Jesús es el Hijo de Dios, y hay varias profesiones de fe. Sin embargo, solo Tomás después de haber visto las llagas gloriosas puede decir que este Señor es su Señor y que este Dios es su Dios”.

“Ahora ha hecho la experiencia, ha hallado la relación con Él”, resaltó.

Mons. Pizzaballa indicó que “Jesús dice que este acto de tocar ya no pasa a través del ver, sino de la fe. Es a través de aquella experiencia de sentirse acogido dentro de sus llagas, y esto es posible para todos”.

“No sucede una vez para siempre en la vida, porque la amistad necesita ser nutrida. Esta experiencia en la Iglesia tiene el ritmo del Octavo Día, donde el Domingo el Señor de nuevo aparece y nos acoge en sus llagas de amor”, dijo.

El Patriarca Latino de Jerusalén resaltó que “la celebración Eucarística es el lugar de este contacto íntimo y fiel, donde la relación se hace confianza y ternura, donde todo cristiano junto a sus hermanos y sus hermanas puede decir las mismas palabras que Tomás: ‘Señor mío y Dios mío’”.

Para participar del retiro virtual gratuito “Recorriendo la Tierra Santa de la mano de María Magdalena” puede ingresar AQUÍ.

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