El Cardenal Robert Sarah invitó a fijar los ojos en la Cruz de Jesús para vivir plenamente la Semana Santa.
Así se expresó el Cardenal en el Prólogo al libro “Semana Santa en los pinceles de Berzosa” (ediciones Palabra).
El libro se presenta como una guía espiritual para vivir la Semana Santa a partir de la obra del pintor español de arte sacro Raúl Berzosa, junto con textos de la Sagrada Escritura, textos litúrgicos y textos de San Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, seleccionados por el sacerdote don Salvador Aguilera, oficial de la Congregación.
En el texto, el ahora Prefecto Emérito de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Saacramentos destacó que “la Semana Santa es la semana más preciosa del Año Litúrgico. Ella nos prepara, con la ayuda y el acompañamiento de la Palabra de Dios y de la bienaventurada Virgen María, a contemplar, en oración y adoración, el misterio de Cristo Jesús”.
“Si queremos vivir plenamente la Semana Santa, tengamos nuestros ojos fijos en la Cruz de Jesús, dejémonos ser alimentados por la Palabra de Dios guiados por la Virgen María, en la que el ‘despojarse’ de Dios ha encontrado una humanidad eminentemente Santa, para modelarse en cuerpo y darse como alimento”, señaló.
El Purpurado explicó que “esta Palabra hecha carne, la celebramos en la Liturgia, y los papas San Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco nos dan su exégesis, interpretación y explicación”.
En ese sentido, hizo hincapié en que “la destreza de don Salvador Aguilera, oficial de nuestro Dicasterio, al escoger oportunamente dichos textos y el genio del pintor Raúl Berzosa nos ayudarán, sin duda alguna, a visualizar y a tocar con nuestros ojos el Misterio Pascual”.
El libro se presenta como una guía espiritual para vivir la Semana Santa de la mano de cuatro fuentes citadas en la introducción por don Salvador Aguilera: Escritura, Liturgia, Magisterio y Arte.
La primera de esas fuentes de meditación para la Semana Santa son los textos de la Sagrada Escritura “que nos narran los sucesos acaecidos desde la Entrada del Señor en la ciudad santa de Jerusalén hasta el día en que, vencida la muerte, nos han sido abiertas las puertas de la eternidad por medio de su Resurrección”.
La segunda fuente son los textos litúrgicos, donde “encontramos la ‘lex orandi’ de la Iglesia”. La tercera fuente son los textos pronunciados por los Sumos Pontífices. “Contamos con un numeroso material procedente de las homilías que los Papas han pronunciado durante las celebraciones litúrgicas, además de sus catequesis durante las audiencias generales”.
Por último, la cuarta fuente “que nos ayudará a visualizar el misterio de Dios mediante la belleza” es “el arte sacro”.
“Por medio de sus obras, los artistas, inspirados en los libros de la Creación, de la Escritura y de la Liturgia, dan forma visible a las realidades invisibles, haciendo accesible a los sentidos el misterio escondido revelado en Jesucristo”.
Guía espiritual para la Semana Santa
En una entrevista concedida a ACI Prensa, don Salvador Aguilera explicó cómo surgió la idea del libro y cómo fue su elaboración.
El sacerdote señaló que “a la hora de meditar los misterios de nuestra fe, nos servimos de cuanto nos ha sido revelado por Dios mismo en las Sagradas Escrituras. Leemos los hechos acaecidos en el Antiguo Testamento a la luz del Nuevo Testamento, ya que en este último hemos recibido la plenitud de la Revelación: ‘El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros’ (Jn 1, 14)”.
“En Jesucristo, el Hijo Unigénito del Padre, podemos no sólo ver, sino tocar, oír e, incluso, gustar al mismo Dios; esta es la gran diferencia entre la antigua ley y la nueva y definitiva. Lo revelado lo celebramos en la Liturgia y lo vivimos en el ‘hoy’ de la vida de la Iglesia a través del magisterio del Sucesor de Pedro”.
Además, “dado que la Palabra se hizo visible y tangible por la Encarnación, el arte nos ayuda a contemplar visiblemente cuanto nos ha sido revelado. Para ayudar a esta contemplación nace este libro, guía espiritual en los días en que celebramos los Misterios salvíficos de la pasión, muerte, sepultura y resurrección de nuestro Señor Jesucristo”.
El presbítero explicó la importancia de la obra de Raúl Berzosa a partir de “las cuatro fuentes que han de alimentar nuestra vida espiritual” citadas en la introducción del libro: escritura, liturgia, magisterio y arte.
“Un escultor o pintor, antes de ‘escribir’ con su cincel o sus pinceles, se ha de poner a la escucha de las tres primeras fuentes. Me consta, dada mi amistad con el pintor Berzosa y su familia, que la Palabra de Dios es la fuente que ha forjado su camino de fe”.
“Son numerosas las ocasiones en las que, gracias a los medios de comunicación actuales, compartimos puntos de vistas o ideas antes de llevar a cabo proyectos. Por todo ello, creo que la sintonía que hay entre cuanto está escrito en la Sagrada Escritura y lo que está pintado en las obras de Berzosa son una óptima guía para vivir la Semana Santa”.
Sobre la labor de selección de textos de los Pontífice, don Salvador Aguilera señaló que “la mayoría son catequesis pronunciadas por los Romanos Pontífices en las audiencias generales excepto dos homilías”.
“La primera de ellas es del papa Francisco en el Domingo de Ramos del 2013 y la segunda del papa emérito Benedicto XVI en la Vigilia Pascual del 2006. Del prolijo magisterio de san Juan Pablo II han sido escogidas tres catequesis que pronunció en los años 1988, 1997 y 2004”.
El libro, “tras detenerse someramente en el Domingo de Ramos, se centra en los días del Sagrado Triduo Pascual. El Domingo de Ramos encontramos una homilía del papa Francisco y el Jueves Santo una audiencia general del papa emérito Benedicto XVI. En torno al Viernes Santo giran seis secciones, en las que meditamos la pasión, crucifixión y sepultura de Cristo”.
“Algunas contemplan algunas de las últimas palabras de Cristo: ‘Todo está cumplido’ (cf. Jn 19, 28.30), ‘Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu’ (Lc 23, 46); mientras que otras meditan otros lugares de la Escritura en los que el mismo Hijo de Dios preanuncia su pasión redentora: el yugo llevadero (cf. Mt 11, 25b-30), el grano de trigo que cae en tierra y muere para dar fruto (cf. Jn 12, 23b-28)”.
Finalmente, “se dedica una sección a la resurrección de Jesucristo de entre los muertos y otra al papel de la bienaventurada Virgen María como modelo de fe de la primera comunidad que espera al Resucitado y el envío del Espíritu Santo en Pentecostés”.
La obra se presenta como una guía espiritual para la Semana Santa, algo necesario, pues “en los días santos de la semana más importante del año es necesario que centremos nuestra mente y nuestro corazón en cuanto sucede: Cristo padeció, murió, fue sepultado y resucitó, ‘por nosotros los hombres y por nuestra salvación’, tal como proclamamos en el Credo. Este es el corazón o el centro: ‘Dios me amó y se entregó por mí’”.
“Esta guía nos ayudará a seguir contemplando en nuestras casas cuanto hemos celebrado en la Sagrada Liturgia. Un modo de traer de nuevo a nuestras mentes y a nuestro corazón cuanto hemos celebrado en la Liturgia, especialmente del Sagrado Triduo Pascual, y cuanto hemos vivido a través de la piedad popular, tanto en el ‘Via Crucis’ como en las procesiones, es la contemplación de las obras de este joven pintor junto a la exégesis que de dichos misterios hacen los tres últimos Pontífices”.
Por último, destacó que “el Cardenal Robert Sarah nos indica en el prólogo de esta obra que hemos de caminar en estos días santos de la mano de la Escritura y de la mano de la Madre de Dios, con una actitud contemplativa y silenciosa ante el Misterio de Jesucristo, el Esposo-Mesías”.
“El prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos nos invita a mantener los ojos fijos en la Cruz de Cristo, alimentándonos con su Palabra y dejándonos guiar por su Madre. Este libro, sin duda alguna, espera ser el primero de una larga lista de publicaciones que nos hagan saborear los Misterios de Dios a la luz de los pinceles del pintor malagueño Raúl Berzosa”, concluyó.
Encontrar a Dios por medio de la belleza
El pintor malagueño Raúl Berzosa, por su parte, explicó a ACI Prensa cómo surgió su vocación artística con una fuerte espiritualidad cristiana.
“De niño a veces dibujaba, pero fue a los 12 años cuando comencé a dibujar algo que era clásico en esa época: los cómics. Al ver mi padre mi pasión por el dibujo me inscribió al taller de un pintor local; allí fue mi primer acercamiento a la pintura”, explicó rememorando sus comienzos.
“En el año 2000 realicé mi primera pintura de cara al público, pintando el cartel de la salida procesional de una cofradía. Por eso mis inicios fueron en el contexto del arte sacro y, más aún, en el cofrade. En todo este tiempo he visto cómo se ha ido dando una maduración tanto artística como personal, al tiempo que me he ido acercando más a Cristo. Podemos decir que he crecido en edad, en sabiduría, pero también en gracia”.
Berzosa desveló también cómo es su método de trabajo. Explicó que “la realización de una obra sacra requiere varias partes, la primero es informarme acerca de lo que tengo que representar, ya sea una escena del Evangelio, la representación de un santo o de una escena alegórica, etcétera”.
“Ahora mismo”, anunció, “estoy realizando una serie de santos pertenecientes a la Compañía de Jesús, muchos de los cuales desconocía; por eso, me acerco a su biografía, busco obras donde han sido representados para ver su iconografía… La verdad que me siento muy enriquecido por el testimonio de vida y de entrega de muchos de ellos que eran misioneros”.
Tras dar ese primer paso, “que requiere en ocasiones bastante tiempo, tomo los lápices para realizar bosquejos. Una vez realizado el boceto final se lo muestro a quien me ha encargado la obra para se haga una idea del resultado final”.
En cuanto el boceto resulta aprobado, “es momento de tomar los pinceles para pasar al óleo: traslado el boceto o idea al lienzo que, dependiendo de la dificultad de la obra, se puede alargar más o menos semanas. Suelo hacer una ligera mancha del lienzo, es decir, doy unas primeras capas muy aguadas. Dentro de la composición me gusta empezar por lo central, por ejemplo, si es un retrato me voy directamente al rostro. Al final, le doy los últimos retoques para pasar, posteriormente, al barnizado”.
Sobre sus influencias pictóricas, indica que “somos herederos de una tradición pictórica muy arraigada aquí en Andalucía. Los grandes maestros del siglo de Oro siempre influyen. Podría decir que muchos son los pintores de los que aprendo para ver, por ejemplo, cómo solucionan sus obras, cómo se enfrentan a problemáticas pictóricas en el lienzo”.
“Dichos pintores son tanto actuales como de otros siglos. Por ejemplo, podría citar a Fortuny, Rubens, Sorolla, Murillo, Tiépolo…, aunque también me llama la atención la calidad técnica de muchos pintores decimonónicos y algunos actuales”.
En concreto, sobre el libro “Semana Santa en los pinceles de Berzosa”, señaló que “al preparar y llevar a cabo mis pinturas, busco transmitir mi fe católica. Aquello que vivo y celebro intento comunicarlo para crear una interacción con el espectador de la obra: que admire la belleza y, rezando, se encuentre con Dios que es la belleza absoluta. Por eso, no busco que la obra sea bella, sino que, como dijo el papa Benedicto XVI, esa belleza sea un camino para encontrar a Dios”.
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