Cardenal Zen se suma al Cardenal Sarah y rechaza prohibición de Misas privadas en San Pedro

En una carta enviada este martes 30 de marzo al Cardenal Robert Sarah, ex prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el Cardenal Giuseppe Zen, Obispo Emérito de Hong Kong, muestra su pesar por la reciente prohibición de la celebración de Misas privadas en la Basílica de San Pedro del Vaticano: “¿Han prohibido las Misas privadas en San Pedro?”, pregunta el Cardenal mostrando su asombro por la medida.

En la misiva, el Cardenal pide “redimensionar el excesivo poder de la Secretaría de Estado” y asevera: “¡Fuera las manos sacrílegas de la casa común de todos los fieles del mundo!”.

La prohibición de celebrar Misas individuales en las capillas laterales de la Basílica vaticana está en vigor desde el pasado 22 de marzo en virtud de una carta de la Secretaría de Estado del Vaticano. En dicho documento se especifica que la prohibición tiene como objetivo asegurar que “las Santas Misas en la Basílica de San Pedro se lleven a cabo en un clima de recogimiento y decencia litúrgica”.

Ante esa prohibición, el Cardenal Sarah envió una carta al Pontífice el lunes 29 de marzo en la que pide al Papa Francisco revertir la prohibición: “Suplico humildemente al Santo Padre que disponga el retiro de las recientes normas dictadas por la Secretaría de Estado, las cuales faltan tanto a la justicia como al amor, no corresponden a la verdad ni al derecho, y no facilitan, sino que más bien ponen en peligro el decoro de la celebración, la participación devota en la Misa y la libertad de los hijos de Dios”.

El Cardenal Zen asegura en su carta que “si no fuese por las restricciones impuestas por el Coronavirus, tomaría el primer vuelo para ir a Roma y ponerme de rodillas delante de la puerta de Santa Marta para que el Santo Padre haga retirar ese edicto”.

Afirma que celebrar la Misa en las capillas de San Pedro “era lo que más fortalecía mi fe cada vez que venía a Roma”.

“A las siete en punto se accede a la sacristía (me encontraba casi siempre con aquel hombre santo, el Arzobispo, y después Cardenal, Paolo Sardi), un joven sacerdote se acercaba y me ayudaba a vestir los paramentos, luego me llevaba a un altar (en la Basílica o en las grutas, no hay diferencia para mí, ¡estamos en la Basílica de San Pedro!)”, narra el Obispo Emérito de Hong Kong.

Para el Cardenal Zen, aquellas Misas fueron las que “he celebrado con más fervor y conmoción en toda mi vida, a veces con lágrimas rezando por nuestros mártires vivientes en China (ahora abandonados y empujados al seno de la iglesia cismática de la ‘Santa Sede’ [así se presentaba aquel documento de junio de 2020 sin firma y sin la revisión de la Congregación para la Doctrina])”.

El Cardenal Zen finaliza su carta afirmando que “es momento de redimensionar el excesivo poder de la Secretaría de Estado. ¡Fuera las manos sacrílegas de la casa común de todos los fieles del mundo! Que se contenten con jugar a la diplomacia mundana con el padre de la mentira. ¡Que hagan también de la Secretaría de Estado ‘una cueva de ladrones’, pero que dejen en paz al devoto pueblo de Dios!”.

A continuación, la carta completa del Cardenal Zen:

A Su Eminencia

Card. Robert Sarah

Estimada Eminencia,

Dolor e indignación invaden mi corazón al escuchar ciertas noticias increíbles: ¿Han prohibido las Misas privadas en San Pedro?

Si no fuese por las restricciones impuestas por el Coronavirus, tomaría el primer vuelo para ir a Roma y ponerme de rodillas delante de la puerta de Santa Marta para que el Santo Padre haga retirar ese edicto.

Era lo que más fortalecía mi fe cada vez que venía a Roma: a las siete en punto se accede a la sacristía (me encontraba casi siempre con ese hombre santo, el Arzobispo y después Cardenal Paolo Sardi), un joven sacerdote se acercaba y me ayudaba a vestir los paramentos, luego me llevaba a un altar (en la Basílica o en las grutas, no hay diferencia para mí, ¡estamos en la Basílica de San Pedro!).

Creo que han sido las Misas que, en toda mi vida, he celebrado con más fervor y conmoción, a veces con lágrimas rezando por nuestros mártires vivientes en China (ahora abandonados y empujados al seno de la iglesia cismática de la ‘Santa Sede’ [así se presentaba aquel documento de junio de 2020 sin firma y sin la revisión de la Congregación para la Doctrina]).

Es momento de redimensionar el excesivo poder de la Secretaría de Estado. ¡Fuera las manos sacrílegas de la casa común de todos los fieles del mundo! Que se contenten con jugar a la diplomacia mundana con el padre de la mentira. ¡Que hagan también de la Secretaría de Estado ‘una cueva de ladrones’, pero que dejen en paz al devoto pueblo de Dios!

‘¡Era de noche!’ (Juan 13:30)

Su hermano

Giuseppe Zen, SDB

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