Prevención, construcción de entornos seguros para los niños, implicación del conjunto de la sociedad o la educación, son algunas de las claves para la prevención de abusos sexuales a menores señaladas en el webinar (reunión online) organizado este lunes 29 de marzo por la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas.
En el webinar se presentó la publicación “Las mujeres como instrumentos de protección. La prevención de abusos a menores en las familias y los colegios”, elaborado por María Inés Franck, de la Pontificia Universidad Católica de Argentina; y la profesora Katharina Anna Fuchs, de la Pontificia Universidad Gregoriana.
En su intervención, María Inés Franck señaló que “el abuso sexual en la infancia nos golpea a todos de una manera u otra, ya sea porque lo hemos sufrido, es más frecuente de lo que parece, o porque lo haya sufrido alguien en nuestros entornos o porque estemos trabajando en entornos donde lleguen a nuestros oídos casos de abusos”.
Indicó que “todos podemos trabajar para que nuestros ambientes sean más seguros para nuestros niños, y a eso nos compromete más este Año de la Familia Amoris Laetitia”.
Insistió en que “la prevención es tarea de todos” y que “es tan importante y duradero el daño que un abuso en la infancia puede ocasionar que, además de ser tarea de todos, la prevención se convierte en una tarea principal”.
Sobre las herramientas y habilidades necesarias para la prevención, destacó la “claridad sobre las acciones de abuso, el conocimiento de los indicadores, la red de organismos e instituciones, el modo de hablar con un niño que está sufriendo abusos, la centralidad de las víctimas y su bienestar, y la capacidad de evitar nuevas victimizaciones”.
Hizo hincapié en que las situaciones de abusos “nos colocan frente a las miserias más profundas del ser humano que realiza estas acciones y del sufrimiento del niño que sufre el abuso”.
En ese sentido, “para el niño, tener una figura adulta de apego puede ser la clave para superar su sufrimiento: padres, padrinos, catequistas, puede convertirse en la figura protectora contra el abuso”.
“Estamos frente a un problema muy serio, pero ante el que todos podemos aportar para prevenir”, concluyó.
Por su parte, Katharina Anna Fuchs señaló que “el abuso sexual es una de las peores cosas que le puede pasar a los niños y puede tener grave consecuencias para sus vidas, sus relaciones con los otros, su salud física y mental y, en algunos casos, su fe y su relación con Dios pueden verse afectadas”.
Lamentó que “el maltrato infantil, en general, y el abuso sexual infantil es un fenómeno generalizado” y advirtió que “más del 70% de los casos de abuso sexual infantil involucran a un pariente, un amigo o alguien cercano al niño”.
En ese sentido se preguntó: “¿Qué necesitan los niños o adolescentes que han sufrido abuso sexual?”
“Necesitan adultos conscientes de que algo así les puede pasar a niños y adolescentes, que creen en el niño o adolescente, que comprende el sufrimiento de los niños y adolescentes afectados, que no culpan al menor por revelarlo, que expresan claramente en la vida cotidiana que cualquier tipo de abuso sexual es rechazable y condenable”.
Además, explicó que la situación actual de pandemia “puede aumentar el riesgo de maltrato y abuso infantil, explotación, trabajo, infantil, explotación infantil”.
Explicó que “los períodos de confinamiento en todo el mundo han aumentado la tasa de abuso y abandono infantil en diferentes países”.
“Hay una pandemia de violencia por internet contra mujeres y niñas. En Estados Unidos los casos de explotación infantil online se duplicaron entre junio de 2019 y junio de 2020. En algunos países europeos aumentó más del 50% el abuso sexual infantil y la distribución de material pedófilo en internet”.
“En Filipinas se ha producido un enorme aumento del abuso sexual y de la explotación infantil online”, indicó.
Asimismo, “el descubrimiento y la identificación de abusos se han visto obstaculizados debido a la cuarentena, el aislamiento social o el confinamiento”.
“El abuso sexual puede destruir la infancia o la adolescencia y su impacto puede durar toda la vida”, advirtió.
Por ese motivo, “cuanto antes reciban ayuda los niños, más posibilidades hay de evitar que sufran consecuencias conductuales, físicas y psicológicas más graves. La pandemia y sus consecuencias han provocado un aumento de la violencia doméstica, el maltrato y el abuso infantil”.
“Todos pueden contribuir a crear una cultura de conciencia y un mundo más seguro para los niños, especialmente en tiempos de Covid 19”, finalizó.
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