El nombre de Santa María Goretti está asociado principalmente a la virtud de la castidad, sin embargo hay otros aspectos de su vida que probablemente no son muy conocidos y que valen la pena imitar para crecer en la fe.
Aquí presentamos once cosas sobre esta “dulce mártir de la pureza”, como la llamó el Papa Pío XII.
1.-Trabajó desde pequeña
Una biografía suya publicada en Vatican News indica que María nació el 16 de octubre de 1890 en Italia, en el seno de una familia pobre que se trasladó desde la provincia de Ancona hasta la localidad Ferriere di Conca, en la provincia de Lazio, para trabajar los campos del conde Mazzoleni.
Allí la niña vendía huevos, preparaba la comida para los campesinos, remendaba ropas y cuidaba de sus hermanos menores.
2.-Fue una hija ejemplar
Vatican News señala que tras la muerte de su padre Luigi Goretti, María “sintió que tenía que apoyar a su mamá que se quedó sola cuidando a la familia”.
Ella se encargó de hacer los quehaceres y de atender a sus hermanos. Incluso prefería comer lo que sobraba de las comidas para que todos se alimentasen bien.
Por dificultades económicas, su familia se asoció con los Serenelli, quienes no tenían un buen comportamiento y eran déspotas.
Para calmar la angustia de su madre Assunta, María le decía: “Ánimo, mamá, no tengas miedo, que ya nos hacemos mayores. Basta con que el Señor nos conceda salud. La Providencia nos ayudará. ¡Lucharemos y seguiremos luchando!”.
3.-Prefería morir antes que decir una mala palabra
Un día María compartió a su madre la indignación que sintió al escuchar un intercambio de palabras obscenas entre un muchacho y una de sus compañeras.
Assunta le dijo: “Pues lo que te entre por una oreja que te salga por la otra. Mira, hija, como tú te sorprendes de las cosas de los otros, otros pueden sorprenderse con las cosas que tú hagas”.
Entonces la niña respondió: “Si yo alguna vez he de hablar así, prefiero morirme antes”.
4.- No fue a la escuela
En un mensaje, San Juan Pablo II indicó que Santa María Goretti no pudo ir a la escuela por “las dificultades de la pobreza”.
Sin embargo, ella y sus cinco hermanos fueron “educados por los padres en el respeto a sí mismos y a los demás, así como en el sentido del deber cumplido por amor a Dios”.
5.- Con la ayuda de su pueblo hizo la Primera Comunión
Santa María Goretti ansiaba recibir la Eucaristía desde pequeña y cuando le manifestó ese deseo a su madre, esta le dijo: “¿Cómo vas a tomarla, si no te sabes el catecismo? Además, no sabes leer, no tenemos dinero para comprarte el vestido, los zapatos y el velo y no tenemos ni un momento libre”.
La niña le respondió: “¡Pues nunca podré tomar la Comunión, mamá! ¡Y yo no puedo estar sin Jesús!”.
Sus vecinos la ayudaron en su preparación para el sacramento e incluso consiguieron las prendas que necesitaba para ese gran día.
Así, María hizo su Primera Comunión el 29 de mayo de 1902 a los once años de edad, un año antes de lo que se acostumbraba en la época.
6.-Encontraba consuelo en la oración durante los momentos difíciles
A los diez años de edad María perdió a su padre, sin embargo, buscó consuelo en la oración, especialmente en el rezo del Rosario.
La santa también buscó refugio en la Virgen ante las propuestas indecentes de Alessandro Serenelli, y las amenazas de muerte que este le hacía debido a los rechazos de María.
7.- Resistió un intento de violación
El 5 de julio de 1902, Alessandro aprovechó que María estaba sola en casa e intentó violarla. Pero ella se resistía gritando “¡No! ¡Es un pecado! ¡Dios no quiere eso!”, y le advertía que podía ir al Infierno.
Cegado por la rabia, el joven la apuñaló catorce veces con un punzón. Las heridas afectaron su corazón, su pulmón izquierdo, su diafragma y sus intestinos.
8.- Ofreció sus sufrimientos a la Virgen María
Luego que su madre y el padre de Alessandro la encontraran, María fue llevada a un hospital cercano. Los médicos se sorprendieron de no hubiera muerto por la gravedad de sus heridas. La operaron para tratar de salvarla y debido a su delicado estado no pudieron colocarle anestesia.
Ella no se quejaba de los dolores y ofreció sus sufrimientos a la Madre de Dios.
9.- Perdonó a su agresor antes de morir
Antes de fallecer, el sacerdote le preguntó: “María, ¿perdonas de todo corazón a tu asesino?”. Ella respondió: “Sí, lo perdono por el amor de Jesús, y quiero que él también venga conmigo al Paraíso. Quiero que esté a mi lado... Que Dios lo perdone, porque yo ya lo he perdonado”.
San Juan Pablo II destacó este gesto y afirmó que “el espíritu del perdón animaba las relaciones de toda la familia Goretti y, por esta razón, pudo expresarse con tanta espontaneidad en la mártir”.
10.- Su asesino se convirtió
Alessandro Serenelli fue condenado a 30 años de cárcel y parecía que no tenía ningún remordimiento por su crimen. Pero se arrepintió tras ser visitado por el entonces Obispo de Noto, Mons. Giovanni Blandini, y tener un sueño donde María derramó sobre él catorce lirios, la misma cantidad de veces que la apuñaló.
Cuando salió libre, buscó a la madre de la santa para pedirle perdón. Años después, Alessandro colaboró con su testimonio en la causa de beatificación. También fue admitido en la Tercera Orden de San Francisco.
“El asesino de María Goretti reconoció la culpa cometida, pidió perdón a Dios y a la familia de la mártir, expió con convicción su crimen y durante toda su vida mantuvo esta disposición de espíritu. La madre de la santa, por su parte, le ofreció sin reticencias el perdón de la familia”, destacó San Juan Pablo II.
11.- Una de sus hermanas se hizo religiosa
Según indica el sitio web oficial del Santuario de Corinaldo, el día de su martirio, la santa estaba cuidando de su hermana de dos años, Teresa Goretti, antes de que Alessandro se llevara a María para intentar violarla.
Teresa despertó y empezó a llorar al escuchar los gritos de María. Este llanto hizo que Assunta y el padre de Alessandro regresaran a la casa desde el campo y encontraran a la santa malherida.
El 23 de octubre de 1920, Teresa ingresó como religiosa en el instituto de las Hermanas Franciscanas Misioneras de María y tomó el nombre de Sor María de San Alfredo.
Se encontró en septiembre de 1969 con el Beato Pablo VI y en 1979 con San Juan Pablo II.
Falleció el 25 de febrero de 1981 en un convento de su instituto en la ciudad italiana de Orvieto.
Publicar un comentario