El Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Pietro Parolin, ha solicitado dar una respuesta global al fenómeno de la migración y aseguró que no ayudar a migrantes y refugiados pondría en peligro la cohesión social de un país.
El prelado ha participado en el II Congreso sobre México y la migración internacional que se ha celebrado esta semana en el Vaticano y ofreció este domingo una conferencia en la que lamentó que “constatamos que desafíos cada vez más apremiantes y complejos caracterizan el fenómeno migratorio, mientras muchos de los problemas que a su tiempo discutimos, permanecen aún sin una respuesta adecuada”.
“Ignorarlos, todos somos conscientes de ello, conduciría a una regresión con respecto a los principios que fundan la comunidad internacional, la relación recíproca entre los Estados y la misma cohesión social de cada País”, afirmó.
El Secretario de Estado subrayó además que “la Santa Sede participa activamente en estos procesos de búsqueda de un acuerdo sobre la gestión compartida de las situaciones de migrantes y refugiados, no para interferir en las decisiones que pertenecen a los Estados –los cuales, como también ha afirmado el Papa Francisco, tienen capacidades y posibilidades de recepción diferentes, en base a la propia situación política, social y económica–, sino para recordar los principios de humanidad y de fraternidad; los únicos que garantizan una armoniosa vida de relación”.
Sobre el fenómeno actual, el Cardenal se mostró esperanzado en que las negociaciones que se encuentran en proceso consigan “revertir la lógica de la globalización de la indiferencia, sustituyéndola con la globalización de la solidaridad, que, atenta a las necesidades y a las justas expectativas de los pueblos autóctonos, sepa también auxiliar a quien, en la familia humana, se encuentra en un estado de necesidad y en situaciones de vulnerabilidad”.
Se mostró consciente de que está en crecimiento “la tendencia a adoptar agendas políticas que se oponen a la llegada de migrantes incluso antes de que venga establecido su derecho a la protección”.
“Por otro lado, la cuestión migratoria requiere, por parte de los Estados, un fuerte compromiso político y humanitario para mantener las obligaciones aceptadas a nivel internacional. Es, por lo tanto, indispensable que los Estados cuenten con el apoyo de un sistema multilateral, que hoy precisa ser fortalecido y reformado, para acompañar lo que la Iglesia definiría como ‘los signos de los tiempos’ y para enfrentar de modo eficaz y adecuado los desafíos de nuestra época”, dijo durante su intervención.
“Es necesario defender, antes que nada, el derecho de toda persona a no verse forzada a emigrar y a que se respeten sus derechos en su tierra de origen, cooperando activamente en su desarrollo”, añadió.
Sobre algunas de las causas que originan este flujo, Parolin afirmó que es “evidente” por “las guerras, especialmente con el comercio descontrolado de las armas y la terrible plaga de la corrupción que lo sustenta, impiden cualquier progreso social y económico durante generaciones, y empujan a las personas a marcharse”.
“El futuro Pacto Mundial sobre las migraciones actuará como un marco común, global, favorable e indicativo para la migración internacional. Aunque no será vinculante, su autoridad dependerá del buen uso que se haga del mismo”.
“La Santa Sede y México tienen buenas razones para esperar que dicho Pacto pueda contribuir a que la migración internacional sea más segura, más ordenada, más regular y más responsable, sin descuidar a ningún migrante”, señaló.
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