Texto completo del discurso del Papa a la Renovación en el Espíritu
Francisco invita a la unidad en la diversidad y en la verdad, que es el mismo Jesús
Ciudad del Vaticano, 03 de julio de 2015 (ZENIT.org) Staff Reporter | 0 hits
Queridos hermanos y hermanas, buenas tardes y bienvenidos.
También el agua sea bienvenida, porque la hizo el Señor. Aprecio tanto la respuesta que han dado a mi invitación que les hice en el mes de enero pasado para venir aquí en la plaza de San Pedro.
Gracias por esta entusiasta y calurosa respuesta. El año pasado en el estadio compartí con los presentes algunas reflexiones que me gustaría recordar hoy, porque siempre es importante recordar. La memoria. La identidad de movimiento carismático católico, de la cual nació la asociación Renovación en el Espíritu. Lo haré con las palabras del cardenal Leon joseph Suenens, gran protector de la Renovación carismática, así como lo describe en el segundo libro de sus memorias.
En primer lugar en este libro recuerda la extraordinaria figura de una mujer, que tanto hizo por el movimiento carismático. Era su colaboradora que tenía la confianza y afecto del papa Pablo VI. Me refiero a Veronica O'brien, que le pidió al cardenal que vaya a Estados Unidos para ver que es lo que estaba sucediendo, para ver con sus ojos lo que consideraba obra del Espíritu Santo.
Fue entonces que el cardenal Suenens conoció la renovación carismática que definió “un flujo de gracia”, y fue la persona clave para mantenerlo en la Iglesia.
El papa Pablo VI en la misa del lunes de Pentecostés de 1965 le agradeció con estas palabras: “En nombre del Señor le agradezco por haber llevado a la Renovación Carismática al corazón de la Iglesia”. No es una novedad de algunos años atrás. El movimiento carismático en la Iglesia tiene esta larga historia, y en la homilía de esa misma misa el cardenal dijo: “Pueda el movimiento carismático desaparecerse como tal y volverse en una gracia pentecostal para toda la Iglesia”. Para ser fiel a sus orígenes el río tiene que perderse en el océano, tiene que perderse en el océano.
Si el río se queda quieto se corrompe. Si la Renovación, esta corriente de gracia no termina en el océano de Dios, en el amor de Dios, trabaja para sí misma. Y esto no es de Jesucristo, esto es del maligno, del padre de la mentira.
La Renovación viene de Dios y va a Dios. El papa Pablo VI bendijo esto. El cardenal siguió indicando que el primer error que es necesario evitar es el de incluir a la Renovación carismática en la categoría de movimiento, porque no es un movimiento especial. Renovación no es un movimiento en el sentido sociológico común, no tiene fundadores, no es homogéneo e incluye a una gran variedad de realidades, es una corriente de gracia, un soplo renovado del Espíritu Santo a todos los miembros de la Iglesia, también para laicos, religiosos y obispos.
Es un desafío para todos nosotros. Uno no hace parte de la Renovación, mas bien la Renovación se vuelve parte de nosotros si recibimos la gracia que nos ofrece. El cardenal Suenens habla de la obra soberana del Espíritu que sin fundadores humanos suscitó esta corriente de gracia en 1967. Hombres y mujeres renovados que después de haber recibido la gracia del bautismo en el Espíritu, como fruto de esta gracia, han dado vida a asociaciones, comunidades de alianza, escuelas de formación, escuelas de evangelización, congregaciones religiosas, comunidades ecuménicas, comunidades para ayudar a los necesitados y los pobres.
Yo mismo he ido a la una comunidad coreana en mi viaje y también les visité en las Filipinas. Esta corriente de gracia tiene dos organismos internacionales reconocidos por la Santa Sede, que están a su servicio y al servicio de todas sus expresiones en el mundo, el Iccrs y la Fraternidad católica. Esta es un poco la historia, la raíz.
En el Estadio el año pasado, hablé de la unidad en la diversidad, he dado el ejemplo de la orquesta. En la Evangelii Gaudium, he hablado de la esfera y del poliedro. No basta hablar de unidad, no es una unidad cualquiera, no es una uniformidad. Dicho así se puede entender como la unidad de una esfera en donde todos los puntos son equidistantes del centro y no hay diferencias entre un punto y otro. El modelo es el poliedro que demuestra la confluencia de todas las partes que en este mantienen su originalidad. Estos son los carismas, en la unidad, pero en la propia diversidad. Unidad en la diversidad, la distinción es importante porque estamos hablando de la obra del Espíritu Santo, no de la nuestra. Unidad en la diversidad de expresión, de todas las realidades que el Espíritu Santo ha querido manifestar. También es necesario recordar que toda esta unidad es más que la parte y la parte no se puede atribuir ser el todo.
No se puede decir nosotros somos la corriente denominada Movimiento Carismático Católico, ustedes no. Esto no se puede decir, por favor hermanos esto no es así, no viene del Espíritu, porque el Espíritu Santo sopla donde quiere, cuando quiere, y como quiere. Unidad en la diversidad y en la verdad, que es el mismo Jesús.
¿Cuál es el signo común de quienes han renacido de esta corriente de gracia?, convertirse en hombres y mujeres nuevos, este es el bautismo en el Espíritu. Les pido que lean Juan 3, versículos 7,8 Jesús a Nicodemo.
Hay otro punto que es muy importante esclarecer en esta corriente de gracia, los que guían. Existe hermanos y hermanas, una gran tentación para el líder. Lo repito, prefiero el término servidor, sirven, y esta tentación para los servidores viene del demonio. Es la tentación de creerse indispensables, cualquiera sea el cargo. El demonio los lleva a querer ser quienes mandan, quienes están en el centro. Y así, así, paso a paso, se resbalan en el autoritarismo, en el personalismo, y no dejan vivir a las comunidades renovadas en el Espíritu. Estas tentaciones hacen que sea la eterna en la que ellos se consideran insustituibles, posición que siempre tiene alguna forma de poder o de dominio sobre los otros. Tengamos ésto claro. Lo único insustituible es el Espíritu Santo y Jesús es el único Señor. Les pregunto, ¿Quién es el único insustituible en la Iglesia?, es el Espíritu Santo. ¿Y quién es el único Señor? (el público responde: Jesús). Digamos que Jesús es el Señor, fuerte... (el público: Jesús es el Señor) No hay otros. En este sentido se registraron casos tristes, hay que poner un tiempo limitado a los encargos, que en realidad son servicios. Un servicio importante de los líderes laicos es hacer crecer y madurar espiritualmente y pastoralmente a quienes tomarán su cargo al terminar su servicio. Todos los servicios en la Iglesia es conveniente que tengan un vencimiento. No hay líderes vitalicios en la Iglesia, esto sucede en algunos países donde existe la dictadura. “Aprendan de mi que soy manso y humilde de Corazón”, dice Jesús.
Esta tentación del diablo hace pasar de servidor a patrón, uno se apropia de esa comunidad, de ese grupo. Esa tentación hace resbalar hacia la vanidad. Hay tanta gente, lo hemos escuchado, estos dos testimonios, el del matrimonio, el de Hugo. Cuantas tentaciones llevan a hacer sufrir a una comunidad y limitan hacer el bien, y se vuelven una organización, como si fueran una ONG. El poder nos lleva, disculpen si lo digo, cuantos líderes se hinchan como pavos, y el poder lleva a la vanidad. Uno se siente capaz de hacer cualquier cosa, se puede resbalar en los negocios, porque el diablo siempre entra por las billeteras, esta es la puerta de entrada.
-- En elaboración --
(Texto traducido y transcrito del audio por ZENIT)
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