Según informó la agencia vaticana Fides, el musulmán se llama Muhammad Nazir, de 55 años, casado y con ocho hijos. Este hombre es un terrateniente y en sus campos trabajaban para él Fouzia y toda su familia, pobres jornaleros, en la zona de Pattoki, en Punjab (Pakistán).
Por temor, la familia no denunció el hecho de inmediato, esperando que Fouzia regresara. Sin embargo, días después Nazir les dijo que la mujer se había convertido al islam y que ahora era su esposa, amenazándolos con “graves consecuencias” si creaban problemas.
La familia de Fouzia, muy pobre, buscó al abogado cristiano Sardar Mushtaq Gill, pidiendo ayuda. Con la asistencia jurídica, la madre de la víctima ha presentado una denuncia ante la policía.
“Estos casos son frecuentes, pero, en este caso, el hombre que secuestró a una mujer cristiana está casado y también la víctima es una mujer casada”, y esto –indicó el abogado a la agencia Fides-, es un elemento que podría salvarla.
El abogado explicó que “por lo general en estos casos la historia es la siguiente: la familia de la víctima presenta una denuncia. El secuestrador presenta una contra-denuncia según la cual la mujer ha hecho una elección voluntaria. En la mayoría de los casos, las víctimas son adolescentes menores de edad. La víctima puede ser sometido a violencia sexual, prostitución forzada, abuso doméstico o ser vendida en el tráfico de la trata de personas”.
El abogado señaló que lamentablemente en esos casos, raramente las niñas retornan a sus hogares.
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