Inicia el Ramadán: Cristianos y musulmanes: juntos contra la violencia en nombre de la religión

El Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso ha enviado un mensaje para felicitar por el Ramadán. E indica que la alegría de la fiesta es contrastada por el recuerdo de los seres queridos muertos o que sufrieron a causa de la violencia

Vatican City, 19 de junio de 2015 (ZENIT.org) Rocío Lancho García | 0 hits

El Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso ha enviado a los musulmanes de todo el mundo un mensaje con ocasión del inicio del mes del Ramadán. El mensaje, lleva por título "Cristianos y musulmanes: juntos para contrastar la violencia perpetrada en nombre de la religión" y ha sido firmado por el presidente del dicasterio, el cardenal Jean-Louis Tauran y por su secretario el padre Miguel Ángel Ayuso.

En el mensaje, el dicasterio vaticano transmite su deseo y oración para que los frutos de estas “buenas obras puedan enriquecer su vida”.

Asimismo, se recuerda que sobre la alegría de la fiesta está también la sombra del recuerdo de los seres queridos que han perdido la vida o sus bienes, o han sufrido físicamente, mentalmente e incluso espiritualmente a causa de la violencia. “Comunidades étnicas y religiosas en numerosos países han padecido sufrimientos enormes e injustos: el asesinato de algunos de sus miembros, la destrucción de su patrimonio cultural y religioso, emigración forzada de sus casas y ciudades, violaciones de sus mujeres, esclavización de algunos de sus miembros, trata de seres humanos, comercio de órganos e incluso venta de cadáveres”, subraya el texto.

A propósito, se reconoce que todos somos conscientes de la gravedad de estos crímenes en sí mismos. Y lo que es peor es “el intento de justificarlos en nombre de las religiones”. Se trata --aseguran-- de una clara manifestación de la instrumentalización de las religiones para obtener poder y riqueza.                 

La carta indica que quienes tienen la responsabilidad de la seguridad y del orden público, deben también proteger a las personas y a sus propiedades de la ciega violencia de los terroristas, Y subrayan además “la responsabilidad de aquellos que tienen la tarea de la educación: familias, escuelas, textos escolares, las guías religiosas, el discurso religioso, los medios de comunicación”. La violencia y el terrorismo --indican-- nacen antes en la mente de las personas desviadas, sucesivamente se perpetran.

A propósito, se advierte en el mensaje que todos los implicados en la educación deberían enseñar “el carácter sagrado de la vida y la dignidad que se deriva en cada persona, independientemente de su etnia, religión, cultura, posición social o elección política”. No hay una vida --aseguran-- que sea más preciosa que otra por motivo de su pertenencia a una raza o religión específica. Por tanto, “nadie puede matar, nadie puede matar en nombre de Dios; esto sería un doble crimen: contra Dios y contra la persona”.

Asimismo, el mensaje del dicasterio vaticano recuerda que “no puede haber ninguna ambigüedad en la educación”. El futuro de una persona, de una comunidad y de toda la humanidad no puede estar construida sobre esta ambigüedad o verdad aparente, se recuerda.

Del mismo modo se explica que “cristianos y musulmanes, cada uno según la respectiva tradición religiosa, mira a Dios y se refieren a Él como la Verdad. Nuestra vida y nuestra conducta en cuanto creyentes debería reflejar tal convicción”.

Finalmente se subraya que hay una gran necesidad “de nuestra oración: por la justicia, por la paz y por la seguridad en el mundo; por aquellos que se han alejado del recto camino de la vida y comenten violencia en nombre de la religión, para que puedan volver a Dios y cambiar de vida; por los pobres y los enfermos”. El mensaje concluye: "Juntos al papa Francisco les deseamos que los frutos del Ramadán y la alegría del ‘Id al-Fitr puedan traer paz y prosperidad, favoreciendo vuestro crecimiento humano y espiritual".