La celebración fue introducida en España en 1973 y tiene textos propios para la Santa Misa y el Oficio. En algunas diócesis este día es también la Jornada de Santificación de los Sacerdotes.
San Juan Pablo II, en el documento “Ecclesia de Eucharistia” señala que “el Hijo de Dios se ha hecho hombre, para reconducir todo lo creado, en un supremo acto de alabanza, a Aquél que lo hizo de la nada”.
“De este modo, Él, el sumo y eterno Sacerdote, entrando en el santuario eterno mediante la sangre de su Cruz, devuelve al Creador y Padre toda la creación redimida. Lo hace a través del ministerio sacerdotal de la Iglesia y para gloria de la Santísima Trinidad”.
Oración a Cristo, Sumo Sacerdote
Señor, Jesucristo, nuestro magnífico y supremo Sacerdote. Por tu
Muerte y Resurrección te hemos reconocido como el Cordero sacrificial,
mediador entre el Padre y nosotros mismos. Nos llamas a participar en
tu Muerte y Resurrección te hemos reconocido como el Cordero
sacrificial, mediador entre el Padre y nosotros mismos. Nos llamas a
participar en tu Muerte y Resurrección por los sacramentos del
Bautismo y Confirmación, para unirnos en el ofrecimiento del
sacrificio de Ti mismo por la participación de tu Sacerdocio en la
Eucaristía. Así pertenecemos a tu Reino en la tierra, haciéndonos tu
pueblo santo.
Señor Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote, concédenos tu Espíritu de
Amor y Vida que nos una a ti, Sacerdote y Víctima, para que el plan de
salvación para todos los pueblos se establezca dentro de nosotros.
Señor, Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote, concédenos tu Espíritu de
Sabiduría y unión, que a todos nos unifique en tu Cuerpo Místico, la
Iglesia, para ser tus testigos en el mundo.
Señor, Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote, tu cruz remedie nuestros
males, tu Resurrección nos renueve, tu Espíritu Santo nos santifique,
tu Realeza nos glorifique y nos redima tu Sacerdocio, para que podamos
unirnos contigo como tú lo estás con el Padre en el Espíritu Santo.
Señor, Jesús, reúnenos a todos en tu Persona –Víctima, Sacerdote, Rey
– por el banquete salvador de la Eucaristía que tú y nosotros
ofrecemos en el altar del Sacrificio, ahora y durante todos los días
de nuestra peregrinación por este mundo. Cuando nos llames a tu Reino
celestial, entonces podamos participar con todos los santos de tu
gloria, amor y vida en unión con el Padre y el Espíritu Santo por toda
la eternidad. Amén.
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