Riesgos éticos de la nueva técnica para el diagnóstico prenatal
Observatorio de Bioética Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir
Madrid, 29 de mayo de 2015 (ZENIT.org) Justo Aznar | 0 hits
¿Facilitaría el diagnóstico prenatal de posibles síndromes de Down u otras malformaciones y la consiguiente eliminación de los fetos afectados?
En el diagnóstico de anomalías hereditarias fetales, hasta ahora se ha estado utilizando la punción del saco amniótico, para determinar en el líquido extraído si en las células fetales que en el mismo existen se pueden detectar dichas anomalías, para en ese caso actuar en consecuencia.
Esta técnica tiene un indudable riesgo para la vida del feto, que es de alrededor del 1%. Es por ello, por lo que si existieran técnicas que pudieran obviar esta dificultad serían éticamente más adecuadas para detectar las posibles anomalías fetales que se quieren identificar. Consecuentemente, se han estado buscando técnicas de diagnóstico prenatal no invasivas. Recientemente, se ha puesto a punto una de ellas, en la que se pueden determinar las anomalías fetales utilizando una pequeña muestra de sangre materna. Esta técnica evita los riesgos que el diagnóstico prenatal por punción del saco amniótico tiene para el feto.
Los primeros resultados sobre el uso del diagnóstico prenatal utilizando sangre materna para detectar el síndrome de Down se publicaron en 2008. Desde entonces su uso ha crecido rápidamente.
Desde un punto de vista técnico es de interés señalar que su sensibilidad para detectar el síndrome de Down es del 98% y su especificidad del 99%. Es decir, solamente el 2% de las veces no detecta una anomalía y solamente el 1% se equivoca dando por positivo un resultado sin que exista la correspondiente alteración fetal.
Estas pruebas se comercializaron en Asia y Estados Unidos en 2011 y en 2012 en el Reino Unido. En el momento actual están disponibles en más de 60 países, con un nivel de negocio en 2012 de 220 millones de dólares, estimándose que esta cifra podría alcanzar los 3600 millones de dólares en 2019 (British Medical Jornal 2015; 350: h 1792).
Hasta aquí los datos técnicos sobre esta novedosa prueba, pero es indudable que su uso requiere una reflexión ética.
Es obvio que facilitar el diagnóstico del síndrome de Down y de otras anomalías genéticas utilizando una técnica no invasiva es positivo, pues evita riesgos inútiles para el feto, además de ser técnicamente sencilla y económica. Por lo que, desde este punto de vista no presenta ninguna dificultad ética. Sin embargo, si esta técnica se utilizara fundamentalmente para facilitar el diagnóstico prenatal de posibles síndromes de Down y la consiguiente eliminación de los fetos afectados, su eticidad sería muy negativa.
Es decir, nos encontramos en un caso en el que el objeto del acto es moralmente bueno, pero en el que su finalidad lo puede convertir en éticamente malo.
El gran peligro que, a mi juicio existe, es que esta finalidad abortiva sea la predominante cuando se utilice el diagnóstico prenatal con sangre materna.
Justo Aznar
Director del Observatorio de Bioética
Universidad Católica de Valencia
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