El Papa Francisco pidió impulsar una “sinfonía de la caridad” para alcanzar la paz en países como Siria, Irak, el Líbano, Etiopía, Eritrea y en la “amada y martirizada Ucrania”, países donde se ha desencadenado una “violencia luciferina, diabólica” que destruye la vida.
Así lo dijo el Santo Padre este 23 de junio al recibir a la Asamblea plenaria de la Reunión de Obras para la Ayuda a las Iglesias Orientales (ROACO).
En su discurso, el Papa agradeció su contribución por “llevar la caricia de la Iglesia y del Papa a Ucrania y a los países de acogida de los refugiados”.
El Santo Padre lamentó que “hemos vuelto al drama de Caín y Abel”.
“Se ha desatado una violencia que destruye la vida, una violencia luciferina, diabólica, ante la que los creyentes estamos llamados a reaccionar con la fuerza de la oración, con la ayuda concreta de la caridad, con todos los medios cristianos para que las armas dejen paso a las negociaciones”.
En esta línea, el Papa pidió mirar siempre el icono del buen samaritano porque lo han hecho y sabe que “seguirán haciéndolo, también por el drama que supone el conflicto que desde Tigray ha vuelto a herir a Etiopía y en parte a la vecina Eritrea”.
Asimismo, el Santo Padre recordó el “desierto de pobreza y desánimo provocado por los doce años de guerra que han postrado a la querida y martirizada Siria” y reconoció que el servicio caritativo de la Iglesia es como “gotas en el océano de la necesidad, pero la gota de la Iglesia no puede faltar, mientras se espera que la comunidad internacional y las autoridades locales no apaguen la última llama de esperanza para ese pueblo que sufre”.
Finalmente, el Papa Francisco recordó el décimo aniversario de la exhortación apostólica Ecclessia in Medio Oriente promulgada por Benedicto XVI durante su viaje al Líbano.
“Han pasado muchas cosas en diez años: pensemos en los tristes acontecimientos de Irak y Siria, en las convulsiones del propio País de los Cedros”, dijo, y subrayó la necesidad de “encontrar instrumentos actualizados y formas adecuadas para expresar la cercanía a las Iglesias de la región”.
Mientras tanto, el Papa alentó a no dejar de “rezar, ayunar, ayudar, de trabajar para que los caminos de la paz encuentren un lugar en la jungla de los conflictos”.
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