Son muchos los turistas que a su paso por Roma visitan la Chiesa del Gesú (Iglesia de los Jesuitas en Roma). Sin embargo, lo que pocos saben es que bajo el suelo de esta iglesia, cientos de refugiados acuden cada día para recibir comida y atención.
Se trata del Centro Astalli, la sede italiana del Servicio Jesuita para Refugiados cuya principal misión es acompañar, servir y proteger los derechos de las personas que llegan a Italia huyendo de la guerra y violencia de su país.
Voluntarias preparan la comida del día en el Centro Astalli. Crédito: Almudena Martínez-Bordiú/ACI Prensa
Fue en 1981 cuando un grupo de jóvenes voluntarios jesuitas comenzaron a preparar alimentos, que más tarde entregaban a los más necesitados.
Lo hicieron acogiendo el llamamiento del P. Pedro Arrupe, prepósito general de la Compañía de Jesús en aquel entonces, quien pidió a los sacerdotes ayudar a las personas desplazadas por la guerra de Vietnam.
Con el tiempo, este centro fue creciendo y a día de hoy cuenta con 450 voluntarios que ayudan a 17 mil refugiados cada año, procedentes principalmente de Siria y Afganistán.
Se calcula que a mediados de 2021 hubo 84 millones de desplazados en todo el mundo, frente a los 82 millones de finales de 2020, una situación que se ha visto agravada debido a la pandemia del coronavirus.
Las familias que llegan al Centro Astalli, que cuenta con otras sedes en ciudades italianas como Bolonia, Catania o Palermo, reciben además la información necesaria en la primera fase de llegada y acompañamiento durante el procedimiento de solicitud de asilo.
La sede de Roma, a la que acuden 10 mil refugiados al año, cuenta, además de este comedor subterráneo, con un asilo para mujeres vulnerables, un ambulatorio y un centro donde se imparten clases de italiano a los refugiados.
Bajo los suelos de la iglesia del Gesú, cocineros y voluntarios preparan cada día una comida completa para los refugiados, a los que se les ofrece también un servicio de duchas.
Duchas del Centro Astalli con el techo antiguo del edificio de la Chiesa del Gesú. Crédito: Almudena Martínez-Bordiú/ACI Prensa
Esta asistencia cuenta además con el apoyo de la Limosnería Apostólica del Vaticano, el Banco de Alimentos y numerosos donantes que hacen posible este servicio.
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