El Papa Francisco canonizará este domingo 13 de octubre a la Beata Dulce Lopes Pontes, que será la primera santa brasileña conocida como el “ángel bueno de Bahía”.
A la futura santa se le recuerda por ser la imagen de la caridad, pues dedicó su vida a atender a los pobres y desarrolló una importante obra social en Bahía, donde fundó varios hospitales de caridad y una red de apoyo social.
Asimismo, será declarada santa 27 años después su fallecimiento, siendo la tercera canonización más rápida de la historia reciente de la iglesia, luego de San Juan Pablo II (9 años luego de su muerte) y Santa Teresa de Calcuta (19 años después de fallecida).
Su vida
María Rita Lopes Pontes nació en Bahía (Brasil) el 26 de mayo en 1914, fue la segunda de cinco hermanos. Su padre, Augusto, era dentista y profesor de la facultad de Odontología, su madre, Dulce María, murió 1921 a los 26 años.
María Rita a los 13 años comenzó a recibir mendigos y enfermos en su hogar, transformando la residencia familiar en un centro de atención. La casa se hizo conocida como “La Ordenanza de San Francisco”, debido a la gran cantidad de necesitados que acogía.
Junto a una de sus tías, conoció los lugares más necesitados de la ciudad, quedando marcada por la pobreza. Su interés por la vida religiosa despertó durante su adolescencia. Así, en 1933, después de graduarse como profesora, ingresó en el Instituto de las Hermanas Misioneras de la Inmaculada Concepción de la Madre de Dios, tomando como nombre Dulce, en honor a su madre.
La hermana Dulce entregó su vida al servicio de los necesitados, fundó la Unión de los Trabajadores de San Francisco, un movimiento cristiano de trabajadores en Bahía (Brasil), el hospital de Sant'Antonio y una red de apoyo social que dirigió hasta el día de su muerte.
Sus numerosas fundaciones se reúnen bajo el nombre de Obras Sociales “Hermana Dulce”, que actualmente incluyen el Complejo Roma, una red de hospitales y centros de salud para los más pobres y el Centro Educativo San Antonio. Adicionalmente, la organización gestiona varios centros de salud del municipio de San Salvador.
Conoció a San Juan Pablo II, con quién tuvo dos reuniones en 1980 y 1991, cuando se encontraba hospitalizada por problemas de salud. Su humanismo y sus obras de caridad llevaron al entonces presidente de Brasil, José Sarney, a postularla en 1988 al Premio Nobel de la Paz. Falleció el 13 de marzo de 1992.
Fue beatificada por Benedicto XVI en 2011 luego de comprobarse su intercesión en la sanación milagrosa de Claudia Cristina dos Santos en 2001, quien sufría una hemorragia incontrolable después de dar a luz a su segundo hijo, Gabriel.
Luego de tres intervenciones y 18 horas de sangrado, los médicos habían perdido las esperanzas, pero su familia decidió pedir la intercesión de la beata y la hemorragia se detuvo inmediatamente.
El segundo milagro que permitirá su canonización es la curación milagrosa de José Maurício Bragança Moreira, un maestro que padeció ceguera durante 14 años debido a un severo glaucoma. El 2014 sufría una conjuntivitis aguda que no podía calmar. A los cuatro días sin dormir, puso una pequeña estatua de la beata sobre su ojo y le pidió su intercesión. Se quedó dormido y a la mañana siguiente recuperó gradualmente la visión.
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