Más de 200 niños procedentes de toda Bulgaria recibieron de manos del Papa Francisco la Primera Comunión este lunes 6 de mayo en una Misa celebrada en la Iglesia del Sagrado Corazón de la localidad búlgara de Rakovsky.
“Queridos niños. Ahora recibiréis a Jesús. No os distraigáis, no penséis en otras cosas, tan solo pensad en Jesús. Venid al altar para recibir a Jesús, en silencio. Haced silencio en el corazón. Pensad que es la primera vez que Jesús va a vosotros. Luego vendrán otras muchas veces. Pensad en vuestros padres, en vuestros catequistas, en vuestros abuelos, en vuestros amigos. Si habéis peleado con alguno, perdonadlo de corazón antes de venir. En silencio, recibamos a Jesús”, les dijo el Pontífice antes de repartirles la Eucaristía.
Además, en la homilía que pronunció, el Papa les pidió que siempre recuerden que “nuestro documento de identidad es este: Dios es nuestro Padre, Jesús es nuestro Hermano, la Iglesia es nuestra familia, nosotros somos hermanos, nuestra ley es el amor”.
También les animó a perseverar en su vida de fe, y les recordó que la Primera Comunión es un punto de partida a partir del cual deberán crecer en su vida cristiana: “Recordad que este es el sacramento de la Primera Comunión y no de la última, acordaos que Jesús os espera siempre. Por eso, os deseo que hoy sea el inicio de muchas comuniones, para que vuestro corazón esté siempre como hoy, en clima de fiesta, lleno de alegría y, sobre todo, de gratitud”.
“Hacer la Primera Comunión”, subrayó, “significa querer estar cada día más unidos a Jesús, crecer en amistad con Él y que otros también puedan disfrutar de la alegría que nos quiere regalar. El Señor os necesita para poder realizar el milagro de que su alegría llegue a muchos de vuestros familiares y amigos”.
Asimismo, el Papa reflexionó sobre el significado de las ropas blancas de los niños al recibir por primera vez la comunión: “Os veo aquí vestidos con las túnicas blancas: es un signo importante y hermoso. Porque estáis vestidos de fiesta. La Primera Comunión es ante todo una fiesta en la que celebramos que Jesús quiso quedarse siempre a nuestro lado y que nunca se separará de nosotros. Una fiesta que ha sido posible gracias a nuestros padres, nuestros abuelos, nuestras familias y a las comunidades que nos han ayudado a crecer en la fe”.
Finalmente, el Papa Francisco insistió a los niños en que se acuerden de sus familias, sacerdotes y catequistas: “Hoy pedís a Jesús por vuestra familia, por vuestros padres, por vuestros catequistas, por vuestros sacerdotes, por vuestros amigos. ¿Pediréis a Jesús por todos ellos?”.
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