El Papa pide a jóvenes imitar a la Madre Teresa para ser artesanos de sueños y esperanza

El Papa Francisco pidió a jóvenes ser “artesanos de sueños y esperanza” durante un encuentro juvenil en el centro pastoral ecuménico e interreligioso de Skopje, capital de Macedonia del Norte y ciudad natal de la Madre Teresa.

Al inicio del encuentro el Obispo de Skopje, Mons. Kiro Stojanov, regaló simbólicamente al Santo Padre pan y sal. Luego, hubo tres testimonios intercalados por cantos y bailes: una pareja cristiana mixta (católico y ortodoxa), una joven musulmana y una joven católica de rito bizantino.

Durante su discurso, el Pontífice respondió a las preguntas de los jóvenes y los animó a ser seguir el ejemplo de la Madre Teresa quien “no tuvo miedo a soñar”.

 “Piensen en Madre Teresa. Cuando vivía aquí no se imaginaba cómo sería su vida, pero no dejó de soñar y de esforzarse por descubrir siempre el rostro de su gran amor, Jesús, en todos aquellos que estaban al borde del camino. Ella soñó a lo grande y por eso también amó a lo grande”, dijo el Papa.

En esta línea, el Santo Padre aseguró que cada uno “al igual que Madre Teresa, está llamado a trabajar con sus propias manos, a tomar la vida en serio, para hacer algo hermoso con ella”.

No permitamos que nos roben los sueños

Además, Francisco se detuvo pensando que faltaba una página en el discurso, pero después continuó explicando que el texto estaba mal numerado.

El Papa destacó que “nunca se sueña demasiado” y agregó que “uno de los principales problemas de la actualidad y de tantos jóvenes es que han perdido la capacidad de soñar. Ni mucho ni poco, no sueñan; y cuando una persona no sueña, cuando un joven no sueña, ese espacio es ocupado por el lamento y la resignación”.

Por ello, el Papa exclamó: “No permitamos que nos roben los sueños, no nos perdamos la novedad que el Señor nos quiere regalar. Encontrarán muchos imprevistos, muchos... pero es importante que los afronten y busquen con creatividad transformarlos en una oportunidad. Nunca solos, nadie puede pelear solo”, afirmó.

“He ahí un hermoso secreto para soñar y hacer de nuestra vida una hermosa aventura. Nadie puede pelear la vida aisladamente, no se puede vivir la fe, los sueños sin comunidad, solo en su corazón o en casa, encerrado o aislado entre cuatro paredes, se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia delante”, explicó el Papa.

En este sentido, el Santo Padre destacó la importancia de soñar juntos “todos unidos, sin barreras” y pidió: “por favor, sueñen juntos, no solos; con los demás, nunca contra los demás. Solos se corre el riesgo de tener espejismos, en los que ves lo que no hay; los sueños se construyen juntos”.

“Y cuando los sueños se empequeñezcan y el corazón parezca que se apaga, busquen una comunidad, tómense de las manos y recuerden que hay Alguien que los quiere vivos”, destacó.

De este modo, el Pontífice recordó las palabras de Liridona -una de las jóvenes que dio su testimonio- para destacar la importancia de “dar esperanza a un mundo cansado, junto con los demás, cristianos y musulmanes. Sin lugar a dudas, un sueño muy hermoso”, dijo.

A ustedes los jóvenes les gustan las aventuras. Y me alegra que así sea, porque es la manera más hermosa de ser joven: vivir una aventura, una buena aventura. El joven no tiene miedo a hacer de su vida una buena aventura”. Y les preguntó: “¿Qué aventura requiere más valor que ese sueño que nos compartió Liridona: el de darle esperanza a un mundo cansado?”, señaló el Papa

Por ello, Francisco advirtió que “el mundo está cansado, el mundo está dividido y parece que es rentable dividirlo y dividirnos aún más; con cuánta fuerza pueden resonar las palabras del Señor: ‘Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios’. ¿Qué adrenalina mayor que la de empeñarse todos los días, con dedicación, en ser artesanos de sueños, artesanos de esperanza?”, reflexionó.

“Los sueños nos ayudan a mantener viva la certeza de saber que otro mundo es posible y que estamos invitados a involucrarnos y formar parte de él con nuestro trabajo, con nuestro compromiso y acción”, explicó.

En este sentido, el Papa destacó que en Macedonia del Norte “hay una hermosa tradición, la de los artesanos escultores, hábiles en tallar y trabajar la piedra” por lo que afirmó que “es necesario ser como esos artistas y convertirnos en buenos escultores de los propios sueños. Un escultor toma la piedra en sus manos y lentamente comienza a darle forma y a transformarla, con dedicación y esfuerzo, y sobre todo con muchas ganas de ver cómo esa piedra, por la que nadie daría nada, se convierte en una hermosa obra de arte”.

Los sueños más bellos se conquistan con esperanza, paciencia y empeño, renunciando a las prisas”, señaló el Papa quien recordó al mismo tiempo que “no hay que detenerse por inseguridad, no hay que tener miedo de apostar y de cometer errores” y más bien “sí hay que tener miedo a vivir paralizados, como muertos en vida, convertidos en seres que no viven porque no quieren arriesgar, porque no perseveran en sus empeños o porque tienen temor a equivocarse”. “¡No tengan miedo de volverse artesanos de sueños y esperanza!”, alentó.

Por otro lado, el Santo Padre confió cuál ha sido la mejor lección de su vida. “En los años que tengo -y no son pocos-, ¿Saben cuál es la mejor lección que he visto y conocido a lo largo de mi vida? El ‘cara a cara’. Hemos entrado en la era de las conexiones, pero poco sabemos de comunicaciones. Muy conectados y poco involucrados los unos con los otros. Porque involucrarse pide la vida, exige estar y compartir momentos buenos... y no tan buenos”, advirtió.

Al terminar su discurso, una joven invitó a rezar juntos la oración de Madre Teresa ‘¿Señor quieres mis manos?’ para que se graben esta certeza y puedan vivirla en su vida:

“Señor, ¿quieres mis manos para ayudar hoy a los pobres y enfermos que lo necesitan? Señor, hoy te ofrezco mis manos. Señor, ¿quieres mis pies para que me lleven hoy a quienes necesitan un amigo? Señor, hoy te ofrezco mis pies. Señor, ¿quieres mi voz para que hable hoy con los que necesitan tu palabra de amor? Señor, hoy te ofrezco mi voz. Señor, ¿quieres mi corazón para que ame a todos, sin excepción? Señor, hoy te ofrezco mi corazón”.

Después, el Papa se dirige junto al Obispo de Skopje al interior de la Catedral del Sagrado Corazón de Jesús en donde se llevará a cabo el encuentro con los religiosos y los sacerdotes, acompañados por sus familias.

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