Washington y La Habana anuncian la apertura de sus respectivas embajadas
La fecha del 20 de julio ha sido la fijada para el restablecimiento formal de relaciones diplomáticas
Madrid, 01 de julio de 2015 (ZENIT.org) Iván de Vargas | 97 hits
Estados Unidos y Cuba han anunciado este miércoles la apertura de sus respectivas embajadas, 54 años después de que las tensiones de la Guerra Fría desembocaran en la ruptura de relaciones diplomáticas entre los dos países. La fecha elegida, el próximo 20 de julio, ha sido confirmada en un intercambio de cartas diplomáticas entregadas a primera hora de la mañana.
La carta del presidente Barack Obama ha sido entregada por el jefe de la Sección de Intereses de EEUU, Jeffrey DeLaurentis, al ministro interino cubano de Exteriores, Marcelino Medina. La cancillería cubana ha revelado poco después en un comunicado la fecha fijada para el restablecimiento formal de relaciones diplomáticas. El gesto ha sido correspondido por el jefe de la Sección de Intereses de Cuba en Washington, José Ramón Cabañas Rodríguez, quien a su vez ha entregado una carta de Raúl Castro al número dos del Departamento de Estado, Anthony Blinken.
La entrega de las cartas presidenciales ha sido el primer paso burocrático hacia la formalización del restablecimiento de relaciones diplomáticas interrumpidas desde 1961. Publicadas por la Casa Blanca, ambas reproducen prácticamente el mismo texto protocolario.
El anuncio, que se esperaba desde hace semanas, confirma la voluntad de continuar el proceso de normalización que iniciaron Obama y Castro el pasado 17 de diciembre.
El histórico paso ha sido posible tras cuatro rondas de negociaciones de alto nivel tanto en La Habana como en Washington. Además, ambos mandatarios protagonizaron en abril en Panamá durante la Cumbre de las Américas, un histórico encuentro bilateral, el primer cara a cara formal entre un presidente estadounidense y uno cubano en más de medio siglo.
La relevancia histórica de esta noticia vuelve a poner el foco sobre el liderazgo mundial del papa Francisco, que envió cartas personales a los líderes estadounidense y cubano, y ofreció el Vaticano como punto neutral de encuentro. Y todo, en el más absoluto silencio.
Solo después de que Barack Obama y Raúl Castro, uno desde Washington y otro desde La Habana, pero con apenas dos minutos de diferencia, agradecieran la mediación del Santo Padre en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, la secretaría de Estado del Vaticano difundió un comunicado en el que confirmaba que “en el curso de los últimos meses” el Pontífice había escrito a ambos líderes “invitándolos a resolver cuestiones humanitarias de común interés, como la situación de algunos detenidos”.
Previsiblemente, cuando el papa Francisco ponga un pie en Cuba, primero, y luego en los Estados Unidos, recibirá el saludo de sus respectivos embajadores que no estaban allí cuando por estos países ha pasado Juan Pablo II y Benedicto XVI.
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