El Papa Francisco expresó su pesar por el fallecimiento del Cardenal Jorge Arturo Medina Estévez, Arzobispo Emérito de Valparaíso, por medio de un telegrama enviado al nuncio apostólico en Chile.
El Cardenal Medina Estévez, que también era Prefecto Emérito de la Congregación para el Culto Divino, falleció el domingo 3 de octubre a los 94 años.
Además, se le recuerda por haber colaborado en la redacción del Catecismo y, sobre todo, por haber anunciado al mundo en 2005 la elección del Papa Benedicto XVI con el tradicional “¡Habemus Papam!” al ser el Cardenal Protodiácono, es decir, el diácono con más antigüedad.
“Al recibir la noticia del fallecimiento del Cardenal Jorge Arturo Medina Estévez, Arzobispo Emérito de Valparaíso, expreso mi sentimiento de pesar a los familiares del difunto prelado y a los fieles de las Iglesias de Rancagua y Valparaíso en las que sirvió como pastor”, dice el telegrama del Santo Padre.
“Asimismo, recordando a este abnegado prelado que, durante años y con fidelidad, entregó su vida al servicio de Dios y de la Iglesia universal también como Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, ofrezco sufragios por el eterno descanso de su alma, para que el Señor Jesús le otorgue la corona de gloria que no se marchita y a todos imparto la bendición apostólica, como signo de esperanza cristiana en el Señor Resucitado”, concluye el mensaje de pesar del Pontífice.
El velatorio del Cardenal se ha realizado en la Parroquia La Transfiguración del Señor, en Las Condes, Santiago de Chile, y las exequias tienen lugar este lunes 4 de octubre a las 14:00 horas en la Catedral Metropolitana de Santiago.
Según la nota biográfica distribuida por la Sala de Prensa del Vaticano, el Cardenal Jorge Arturo Medina Estévez nació el 23 de diciembre de 1926 en Santiago de Chile. En la capital de Chile realizó los estudios de primaria y secundaria en el Liceo Alemán.
Antes de entrar al Seminario asistió a la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Obtuvo también el título de Bachiller en letras y en biología. Se ordenó sacerdote el 12 de junio de 1954.
Se licenció en teología en 1955, enseñó filosofía en el Seminario hasta 1965 y teología en la Facultad de la Pontificia Universidad Católica de Chile hasta 1994. Durante varios años fue también decano de la Facultad de Teología. De 1974 a 1985 fue también Pro-Gran Canciller de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Después fue durante largo tiempo Canónigo Penitenciario de la Catedral Metropolitana de Santiago y, durante algunos años, Juez del Tribunal Eclesiástico de Santiago.
En 1962 el Papa Juan XXIII lo nombró perito en el Concilio Ecuménico Vaticano II. Este nombramiento le permitió seguir las grandes sesiones conciliares en todas sus fases. Fue también perito de algunas Comisiones conciliares, sobre todo la de teología.
Colaboró con varios organismos de la Curia Romana. Entre otros, con la Comisión de preparación del Código de Derecho Canónico, a partir de los años 1964-1965; en la Comisión Teológica Internacional desde 1969; y, finalmente, en el Comité de redacción del Catecismo de la Iglesia católica a partir de 1987. En esta última labor estuvo implicado hasta la promulgación del Catecismo en 1992.
Fue elegido Obispo titular de Tibili y, al mismo tiempo, nombrado Auxiliar de Rancagua, el 18 de diciembre de 1984. Recibió la ordenación episcopal de Juan Pablo II en la Basílica de San Pedro en la Solemnidad de Epifanía de 1985.
En 1986 fue nombrado Administrador Apostólico de la Diócesis de Rancagua y, el 25 de abril de 1987, asumió el encargo de Obispo de dicha diócesis.
En esta diócesis prestó su servicio hasta que Juan Pablo II lo nombró el 16 de abril de 1993 Obispo de Valparaíso.
En 1992 el Papa lo nombró Secretario General de la IV Conferencia General del Episcopado Latino-americano, celebrada del 12 al 28 de octubre del mismo año en Santo Domingo. En 1993 se le encomendó la tarea de predicar los Ejercicios Espirituales en el Vaticano con la presencia del Papa Juan Pablo II.
El 21 de junio de 1996 Juan Pablo II lo nombró Pro-Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. El mismo día renunció al gobierno pastoral de la Diócesis de Valparaíso.
El 19 de septiembre de ese mismo año fue nombrado Arzobispo. Asumió el cargo de Prefecto del dicasterio el 23 de febrero de 1998 después de haber sido nombrado Cardenal. Desde el 1 de octubre de 2002 fue Prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
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