La violencia que azota el estado Guerrero, y en particular la ciudad de Iguala, se hizo evidente durante una reciente celebración de la Santa Misa, que se vio interrumpida por una balacera y un asesinato afuera del templo. Para el Obispo de Chilpancingo-Chilapa, Mons. Salvador Rangel, se siente la ausencia de las autoridades, entre ellas la Guardia Nacional.
El P. José Manuel García Linzaga pronunciaba la homilía durante la Santa Misa el 23 de junio, en la parroquia San Juan Bautista en Iguala, cuando el sonido de las balas lo interrumpió y asustó a los fieles presentes. Afuera de la iglesia habían asesinado a un ex policía municipal.
Las imágenes y el claro sonido de las balas quedó grabado en la transmisión en vivo que realizó la parroquia a través de su página de Facebook.
#Video | Misa es interrumpida por balacera en #Guerrero
Feligreses son sorprendidos por una balacera que se desarrollaba al mismo tiempo en el que escuchaban una misa en vos del padre José Manuel en la parroquia San Juan Bautista, ubicada en el municipio de Iguala. pic.twitter.com/EUepWTUU6z
— ¡Ya es Noticia México!🌐 (@YaEsNoticiaMx) June 24, 2021
El Obispo de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, a la que pertenece Iguala, dijo que la ciudad es un “foco rojo”, donde “todos los días hay dos o tres asesinatos”.
“Ahorita en Iguala, por lo menos, hay unos 3 o 4 cárteles (del narcotráfico) que están peleando el predominio”, señaló.
Iguala de la Independencia, en el norte del estado de Guerrero y a unos 190 kilómetros al sur de Ciudad de México, supera por poco los 130 mil habitantes.
Para Mons. Rangel, “la manzana de la discordia son las minas que están cerca de Iguala. Cobran derecho de piso, les cobran a los dueños grandes cantidades”.
El Obispo dijo además que “el otro gran botín es el presupuesto de cada municipio. Es donde se sirven con cuchara grande los narcotraficantes”, continuó, señalando a los pagos que recibirían los grupos armados por parte de las autoridades de distintos municipios en Guerrero.
“Y todo el mundo quiere controlar Iguala, ya que es una ciudad muy estratégica. De ahí pueden ir a (Ciudad de) México, a Acapulco, a Puebla. Es fácil moverse de ahí”, añadió.
La situación de Iguala es tan difícil, lamentó, que “un día hubo 12 asesinatos”.
El Prelado indicó que “mi punto de vista es que las instituciones gubernamentales son las que tienen la obligación de pacificar y guardar el orden en el país”.
“Yo me refiero a nivel nacional, yo me pregunto: ¿dónde está la famosa Guardia Nacional? ¿Dónde está el Ejército?”.
La Guardia Nacional fue creada por el actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en marzo de 2019. Esta institución reemplaza en funciones a la desaparecida Policía Federal.
“¿Dónde están los cuerpos de seguridad del Estado, la policía del Estado y es más, el Gobierno Municipal?”, continuó Mons. Rangel.
Iguala, denunció, “es una ciudad donde no hay gobierno, no hay orden”.
Para el Obispo mexicano, “desgraciadamente el gobierno actual de López Obrador no ha sabido la manera de pacificar México y Guerrero”.
“Recuerdo que criticaban mucho (al expresidente Felipe) Calderón, criticaban a (Enrique) Peña, pero yo creo que en este tiempo que lleva Morena gobernando ya hemos tenido muchos más muertos”, señaló.
Se estima que del 2018 al 2021, los tres primeros años del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, fundador del partido Morena, son los más violentos de los que se tenga registro en la historia del país.
Solo entre enero y el 27 de junio de 2021 se han registrado cerca de 14 mil homicidios en México.
El listado anual de las 50 ciudades más peligrosas del mundo de 2020, realizado por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal A.C., fue encabezado por seis ciudades mexicanas: Celaya, Tijuana, Ciudad Juárez, Ciudad Obregón, Irapuato y Ensenada.
En total, son 18 las ciudades mexicanas que figuran entre las 50 más peligrosas en todo el mundo.
Mons. Rangel remarcó que Iguala es una ciudad pequeña, por lo que “creo que sí pueden poner disciplina y orden, pero desgraciadamente hay ‘compadrazgos’ entre las instituciones y los distintos cárteles”.
A pesar de todo, para el Obispo de Chilpancingo-Chilapa sí hay esperanza de paz en la región, pero se necesita “que se meta más el Gobierno con mano dura”.
“El otro detalle es que la misma gente se debe rebelar contra este clima de violencia”, señaló.
Para el Prelado, “no hay que perder la fe, la esperanza. Cristo nos dijo ‘yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo’” y “Él decía ‘yo he vencido al mundo’”.
“Como Iglesia, como cristianos, no debemos perder nunca la fe ni la esperanza de que esto va a cambiar, de que esto va a mejorar”, indicó.
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