En su encuentro con la Diócesis de Roma de la que es obispo, el Papa Francisco propuso 3 actitudes para escuchar “los gritos” en la Ciudad Eterna.
El Santo Padre llegó esta noche a la Basílica de San Juan de Letrán, la Catedral de Roma, donde fue acogido por el Cardenal Angelo De Donatis, Vicario del Papa.
Dentro del templo, Francisco se encontró con los sacerdotes y los fieles en el marco del camino de reflexión y reconciliación emprendido por las parroquias y las escuelas católicas de la diócesis.
Antes de dirigirse a los presentes, el Pontífice escuchó el testimonio de un sacerdote, quien comentó que actualmente existe una crisis de fe y que “es doloroso decir que Roma se ha convertido en tierra de misión”, por lo que “es hora de la nueva evangelización” con una Iglesia en salida.
También participó con su testimonio la laica Simona Basoluci, una madre de tres niños y encargada de dos casas para gente con discapacidad, así como el testimonio de una familia con dos hijos.
“Hablar de la familia es hablar de cada uno de nosotros, cada uno es un pedazo de la familia. Traemos, Santidad, el grito de las parejas que quieren casarse para siempre, ante el miedo de afrontar la cotidianidad. Somos la voz de los niños y los jóvenes a quienes debemos dar raíces y las alas para alzar el vuelo”, dijo la madre de la familia que se presentó en la basílica.
Por último, el director de Cáritas de Roma, P. Benoni Ambarus, reflexionó brevemente sobre la ayuda a los más necesitados; y la importancia de responder a ellos aunque la tarea siempre “nos sobrepase”.
La propuesta del Papa Francisco
Para ser capaces de escuchar y responder eficazmente a los gritos de la ciudad, el Papa Francisco propuso tres actitudes: la humildad, el desinterés y haber experimentado las bienaventuranzas.
1.- Humildad
Luego de escuchar el pasaje del Evangelio de Mateo en el que el Señor acoge a los niños, el Papa destacó que es importante tener en cuenta “en la mente, en el corazón, que cuando el Señor quiere convertir a su Iglesia toma al más pequeño y lo pone al centro, invitando a todos a hacerse pequeños y humillarse. Hacerse pequeño como hizo Jesús”.
“La reforma de la Iglesia comienza con la humildad y esta nace y crece con la humillación, de esta manera va contra los aires de grandeza”, precisó.
Francisco recordó que debajo “de los 12 años los niños no tenían ninguna relevancia social en aquel tiempo. Quien busca la propia gloria no sabrá escuchar a otros ni a Dios. ¿Cómo podrá colaborar a la misión?”.
“Entre nosotros hay tantos liturgos equivocados, que en vez de incensar al Señor, se incensan a sí mismos y viven así. Quien busca la propia gloria cómo podrá servir a Dios. No tendrá ojos ni orejas para los otros”, lamentó.
“Si se mira de lo alto será solo para levantar a alguien que se encuentra abajo. En otro momento eso no es lícito. Los que miran de lo alto hacia abajo para despreciar, no se pueden justificar. Quien desprecia no será nunca un buen evangelizador porque no verá nunca más allá de la apariencia. Pensará que los otros son enemigos y que no tienen a Dios”, explicó el Santo Padre.
El Papa resaltó que para escuchar al Espíritu Santo y a la gente “es necesaria la humildad”.
2.- Desinterés
“El segundo dato necesario para escuchar el grito es el desinterés. En el pasaje evangélico estaba el pastor que busca a la oveja, preocupado de que nadie se pierda. Tenemos intereses personales. Nosotros esta noche, preguntémonos, ¿cuál es mi interés personal en mi actividad eclesial?”, cuestionó Francisco.
El Santo Padre resaltó que “el desinterés por uno mismo es la condición necesaria para estar lleno de interés por los otros. (Es necesario combatir) el pecado del espejo. Nosotros los sacerdotes, religiosos, laicos con vocación caemos mucho en el pecado del espejo, se llama narcisismo y autorreferencialidad que nos sofocan. El Señor no tenía el espejo, tenía la conciencia de la oración con el Padre. Con eso fue adelante”.
“Nosotros, en cambio, nos hemos quedado obsesionados por las pocas ovejas que se quedaron en el recinto y nos hemos convertido en estilistas de ovejas exquisitas. Y se pasan todo el tiempo ahí con ellas. ¿Son muchas? No, 10”. “Ya no tenemos el coraje de encontrarnos con los otros”, lamentó.
3.- Experimentar las bienaventuranzas
El Pontífice dijo que el tercer punto “para escuchar el grito de la gente es haber experimentado las bienaventuranzas (…). En las bienaventuranzas hay un mensaje cristiano y humano. Es el mensaje que te hace vivir, el mensaje de la novedad”.
Experimentar las bienaventuranzas, explicó, “significan haber aprendido del Señor la alegría verdadera, la que el Señor nos da”.
“Quien se equivoca de camino se arriesga a equivocar a otros. Lo vemos en algunos movimientos pelagianos o gnósticos son incapaces de andar adelante. Son propuestas egocéntricas. En vez de eso las bienaventuranzas te llevan adelante más ligero para seguir a Jesús”, subrayó el Papa.
“A las personas frágiles debemos ofrecer el camino de las bienaventuranzas que nosotros también hemos encontrado en el encuentro con Dios”, alentó Francisco, quien también pidió tener una “mirada contemplativa sobre los demás”.
El Santo Padre animó a buscar a las personas para “comprender cómo viven y saber qué piensan los habitantes de nuestros barrios. Conozcamos las historias de vida ejemplares”.
“Tengan una mirada contemplativa. Acercarse así. Acercarse tocando las realidades” y miren “contemplativamente las nuevas culturas de la ciudad para encontrarlas y entenderlas”, concluyó.
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