El Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Cardenal Angelo Becciu, presidió este 8 de mayo una Misa en la Basílica de San Pedro por los 50 años de fundación del dicasterio que preside.
“Todos, según sus respectivas competencias, estamos unidos por la alegre colaboración al ministerio del Sucesor de Pedro, dedicándonos a una diaconía que se inserta en el corazón de la Iglesia, la cual alaba y sirve a Dios sobre todo con la santidad de sus hijos”, dijo el Cardenal en su homilía.
El Purpurado italiano resaltó que “las etapas que conforman el recorrido del proceso concluyen con el reconocimiento de la santidad de la vida de una persona y representan un tiempo de investigación meticulosa y de alto perfil científico, en el cual se reúnen diversas disciplinas y varias figuras profesionales”.
“El trabajo de verificación está regulado por normas rigurosas que buscan salvaguardar la seriedad de las investigaciones y la objetividad del juicio sobre las virtudes o el martirio o los milagros”, continuó.
De otro lado, el Prefecto destacó también que en la vida de los santos la Eucaristía tiene un lugar esencial, ya es el “alimento que nos da la fuerza para recorrer el mismo camino” de Jesús.
“Es el camino que han recorrido los santos. Ellos se han esforzado en modelar su vida sobre el seguimiento de Cristo. La santidad, plenitud de la vida cristiana, consiste en unirse a Cristo, en vivir sus misterios, en hacer nuestras sus actitudes, sus pensamiento y sus comportamientos”, resaltó el Cardenal Becciu.
Tras precisar que la santidad se logra, no solo por el esfuerzo, sino por la acción del Espíritu Santo en las personas, el Purpurado subrayó que “las beatificaciones y canonizaciones nos dicen que es posible para todos recorrer el camino de la santidad” en “cualquier estado de vida”.
“Ante los penosos casos de antitestimonio de parte de personas consagradas, que han causado escándalo, los nuevos modelos de santidad han sido saludables y han abierto la mente y el corazón de mucha gente al amor hacia Dios y hacia la Iglesia”, continuó.
Luego de agradecer el dedicado trabajo de quienes sirven en el dicasterio que preside, el Cardenal Becciu hizo votos para que “la Virgen María, Reina de todos los Santos, sostenga con su maternal intercesión nuestra misión, para que pueda ser para toda la Iglesia un aliento para vivir con intensidad y alegría el seguimiento de Cristo, caminando hacia la plenitud de la existencia cristiana y la perfección de la caridad”.
La Congregación para las Causas de los Santos
Con la constitución Immensa Aeterni Dei del 22 de enero de 1588, el Papa Sixto V creó la Sagrada Congregación de los Ritos y le confió la tarea de regular el ejercicio del culto divino y estudiar las causas de los santos.
El Papa San Pablo VI, con la constitución apostólica Sacra Rituum Congregatio del 8 de mayo de 1969, dividió la congregación en dos nuevas, una para el Culto Divino y otra para las Causas de los Santos.
Con la misma constitución de 1969, la nueva Congregación para las Causas de los Santos tuvo su propia estructura, organizada en tres oficinas: la judicial, la del Promotor General de la Fe y la histórico-jurídica, que era la continuación de la Sección Histórica creada por el Papa Pío XI el 6 de febrero de 1930.
La Constitución Apostólica Divinus perfectionis magister del 25 de enero de 1983 y las “Normas a observarse en las causas diocesanas de las causas de los santos”, también de 1983, dieron lugar a una profunda reforma en el procedimiento de las causas de canonización y a la reestructuración de la Congregación, a la que se le dotó de un Colegio de Relatores con el encargo de cuidar la preparación de las Positiones (investigaciones) sobre la vida, las virtudes o el martirio de los siervos de Dios.
Unido a la Congregación está el llamado “Estudio”, instituido el 2 junio de 1984, cuyo objetivo es la formación de los postuladores, que son quienes se encargan de proponer y llevar adelante las causas, y de los colaboradores de la congregación, entre otros.
La Congregación prepara cada año todo lo necesario para que el Papa pueda proponer nuevos ejemplos de santidad. Después de aprobar los decretos que reconocen los milagros, martirio y virtudes heroicas de los siervos de Dios, el Santo Padre procede a una serie de canonizaciones; mientras que el Prefecto de la Congregación es quien se encarga de las beatificaciones.
La última fue la beatificación de María de la Concepción “Conchita” Cabrera, madre de familia, celebrada el 4 de mayo en México; y la próxima será la de otra mujer, la laica Guadalupe Ortiz de Landázuri, de la Prelatura del Opus Dei, que será elevada a los altares el próximo sábado 18 de mayo en Madrid.
Publicar un comentario