El Papa Francisco destacó que este 11 de julio la Iglesia Católica Universal recuerda la memoria litúrgica de San Benito, abad y patrono de Europa.
El Santo Padre recordó a San Benito este domingo mientras que continúa hospitalizado en el policlínico Gemelli tras la cirugía intestinal a la que fue sometido el pasado 4 de julio.
“Hoy celebramos la fiesta de San Benito, abad y patrón de Europa. ¡Un abrazo a nuestro protector! Felicitamos a los benedictinos y a las benedictinas de todo el mundo”, dijo el Papa.
Además, el Santo Padre envió “los mejores deseos para Europa” para que “esté unida en sus valores fundacionales”.
Breves datos biográficos
San Benito nació en Nursia, Italia, en el año 480. Después de estudiar retórica y filosofía en Roma se retiró a la ciudad a Enfide (actual Affile) para dedicarse con mayor profundidad al estudio y la disciplina ascética.
A los 20 años se fue al monte Subiaco para vivir en soledad en una cueva, con la guía espiritual de un ermitaño. Años después, se unió a los monjes de Vicovaro, quienes en virtud de su espíritu disciplinado lo eligieron Prior.
Sin embargo, algunos de sus hermanos conspiraron para matarlo, lo que se concretó en un intento de envenenamiento. Cuenta la tradición que San Benito, al hacer la señal de la cruz sobre el vaso que le habían dado para beber, lo golpeó y se precipitó al suelo, haciéndose pedazos.
Después de aquel triste episodio, San Benito se dedicó a la fundación y organización de otros monasterios con un grupo de jóvenes animados con su enseñanza e hizo de los monasterios auténticos centros de formación humana, espiritual, y de preservación de la cultura. Uno de ellos fue en Monte Cassino.
San Benito destacó que la vida monástica requiere orden y armonía, como lo escribió en su famosa Regla, la que ha sido inspiración para numerosos reglamentos de comunidades religiosas por siglos.
“Ora et labora” (reza y trabaja) es uno de los importantes legados que ha sido determinante para la formación del monacato y hoy sigue inspirando a hombres y mujeres en la tarea de hacer de la vida oración y acción, una entrega generosa al Señor a tiempo completo.
Su día a día empezaba de madrugada, levantándose para rezar los salmos y meditar la Escritura por varias horas. Era practicante constante del ayuno y solo después de haber cumplido con sus deberes en el monasterio, salía a predicar. Tenía, además, la convicción de que los monjes debían trabajar u ocupar su tiempo en algún tipo de labor física. El trabajo era para él un honroso camino que llevaba a la santidad.
Además, San Benito tenía el don para consolar a los tristes, y se le reconocen milagros en vida.
San Benito de Nursia murió el 21 de marzo de 547 en la capilla de su monasterio, con las manos levantadas al cielo, mientras oraba. A finales del Siglo VIII, en numerosos lugares de Europa, se empezó a celebrar su Fiesta el día 11 de julio.
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