Mahira Bergallo Brzezicki es una atleta argentina que participará en los Juegos Paralímpicos de Tokio, orgullosa de superar la adversidad y con la certeza de que esta competición es una respuesta de Dios.
La joven de 19 años, que nació con una parálisis cerebral, vive en la ciudad de Oberá, provincia de Misiones, y viajará hasta la capital de Japón para competir en los Juegos Paralímpicos que congrega a cientos de deportistas con discapacidades físicas o intelectuales.
En el evento mundial, la atleta representará a Argentina encomendándose en lo más íntimo de su ser a Dios y acompañada de una “pulserita con una cruz” prueba de su indeleble fe.
El certamen se desarrollará entre el 24 de agosto y el 5 de septiembre en deportes como el tiro con arco; bádminton; baloncesto y esgrima en silla de ruedas, hípica, judo, boccia, ciclismo, fútbol-5 para ciegos, golbol y atletismo. En esta última disciplina se encuentra Mahira en la especialidad de lanzamiento de bala.
La nominación para participar en los Juegos Paralímpicos de Tokio fue una “sorpresa” que Mahira recién conoció el último fin de semana de junio a través de la Federación Argentina de Deportistas con Parálisis Cerebral.
Desde entonces los días se ajustan entre sus estudios universitarios de Comunicación Social, un intenso entrenamiento y el grupo juvenil de renovación carismática.
En conversación con ACI Prensa, Mahira explicó que no se imaginaba esta “tremenda noticia”, ya que en su vida siempre se ha propuesto “metas pequeñas” debido a su condición física.
Esta alegre joven argentina nació un 22 de agosto de 2001, con seis meses de gestación. El parto fue complejo ya que su hermana melliza nació primero y debido a la falta de oxígeno Mahira sufrió de una parálisis cerebral. Esto afectó su capacidad de movimiento, pero no su intelecto.
Sin especialistas que diagnosticaran su condición física, Mahira comenzó a caminar recién a los 4 años. Incluso la familia pensó que su leve discapacidad se debía a un problema hereditario.
Mientras intentaba superar el bullying en el colegio, comenzó a hacer deporte con cierta dificultad y no fue hasta los 14 años que unos especialistas diagnosticaron su problema.
Desde entonces, los expertos encauzaron el entusiasmo y la dedicación de esta joven al deporte adaptado.
Para ella no fue fácil aceptarlo, pero “con los años, escuchando las historias de mis otros compañeros, logré entender que este es el hoy y estoy orgullosa de ser quien soy”, afirmó Mahira.
En este caminar, la joven deportista se ha aferrado a su familia compuesta de sus padres, su hermana melliza, su hermano menor y su abuela, que “nunca” la “trataron diferente”.
También expresa su gratitud al “grupo de atletismo, a mi entrenador que es como un padre y que me ayudó a superar muchas cosas, a las amistades y a las personas que se fueron cruzando en mi vida. Me ayudaron a entender que esa era yo y encontré a la otra Mahira que no conocía”.
Pero, por sobre todo, “me aferro mucho a la fe. Dios ocupa un lugar muy grande en mi vida. Dios me encaminó y Él me guió hasta donde me encuentro hoy”, explicó Mahira.
“Yo siempre le decía a Dios que me mostrara quién era. De chica yo me preguntaba ‘quién soy’, ‘para qué estoy en este mundo’ y Él me mostró cosas que solo de Él pueden venir”.
“Hoy ya sé cuál es mi camino y por dónde tengo que seguir y más que feliz por confirmarlo. Creo que esto es y era lo que estaba esperando, y es aún mejor”, reflexionó.
Esta experiencia de vida es la que Mahira Bergallo procura transmitir a los jóvenes a los que acompaña en la capilla Virgen de Fátima, en la Diócesis de Oberá, cada fin de semana.
Junto a su hermana melliza, ambas guían y acompañan este grupo de oración juvenil, un espacio en el que disfruta la oración, la alabanza, la prédica y compartir con sus pares quienes también buscan respuestas de Dios y de quienes recibe todo el apoyo y cuidado.
“Ellos son como mis hermanos, se preocupan de mi salud, de mis horarios, incluso me ayudarán con las cosas del viaje”, dijo.
El deporte ha cambiado la vida de Mahira. “Está en mi vida cotidiana, todo se relaciona con él, está incorporado y ya no puedo dejar de entrenar. Y si ya no pudiera competir, creo que me dedicaré al periodismo especializado en deporte”.
La seleccionada para el lanzamiento de bala incluso valoró el deporte como una actividad preventiva de adicciones y necesaria para tantos jóvenes que hoy buscan un rumbo. Incluso destacó los deportes que se promueven en los espacios de su parroquia, que ayuda a muchos a conocer a Dios. “Se les va incluyendo y ya saben que tienen un lugar en nuestra comunidad”.
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