La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) expresó recientemente su deseo de “abrazar a nuestro pueblo en su dolor” frente a los dramas de la pobreza, la pandemia de coronavirus COVID-19 y la violencia.
En su mensaje, aseguraron que “en medio de la pandemia, los obispos mexicanos abrazamos a nuestro pueblo en su dolor y lo alentamos en la esperanza”.
“Sólo si estamos unidos y haciéndonos cargo los unos de los otros, podremos superar los actuales desafíos globales y nacionales, buscando cumplir la voluntad de Dios, que quiere que todos sus hijos vivamos en comunión y a la altura de nuestra dignidad”, añadieron.
En su primer “abrazo”, dirigido “a nuestros hermanos enfermos y vulnerables”, los obispos mexicanos señalaron que “nos preocupan las condiciones de nuestros hermanos enfermos a causa del COVID-19 y de quienes padecen enfermedades crónico-degenerativas”.
“A pesar de las medidas implementadas por las autoridades sanitarias en los distintos niveles de gobierno, la cifra de personas enfermas y fallecidas a lo largo y ancho del territorio nacional sigue en aumento”, señalaron.
La CEM hizo un llamado a que la aplicación de pruebas de detección de COVID-19 “sea amplia, constante y expedita” y alentó a “fortalecer el sistema de salud”.
“Así mismo, en esta circunstancia se ha hecho particularmente visible el papel insustituible de la familia y su capacidad extraordinaria para proporcionar cuidados a los enfermos y a los más vulnerables”, indicaron los obispos.
La CEM expresó que también “abraza” a “nuestros hermanos pobres y desamparados”, pues “la suspensión de muchas actividades productivas está dañando el empleo y el ingreso de millones de hermanos que experimentan la apremiante necesidad de recursos económicos para subsistir”.
“Como pastores hacemos un llamado a la solidaridad y a poner aquello poco que tenemos, nuestros cinco panes y dos peces que el Señor hará multiplicar”, expresaron.
Los obispos mexicanos pidieron también a las autoridades “que propongan de manera creativa y oportuna, las mejores soluciones y los incentivos imprescindibles que permitan sortear los difíciles meses de cuarentena para el sector productivo”.
“Ningún sector de la sociedad puede quedar marginado en las políticas públicas de rescate y apoyo por esta pandemia, especialmente los pueblos originarios y la población migrante”, señalaron.
En su “abrazo” a quienes “sufren a causa de la violencia” en México, los obispos lamentaron que “durante la pandemia, la violencia es la única que no está en cuarentena y sigue su estela de muerte e inhumanidad en todo México”.
La CEM subrayó que “es obligación del Estado hacer efectiva la justicia que implica la seguridad de los ciudadanos, el castigo a los culpables de la violencia y del crimen organizado, sin hacer excepciones en la aplicación del Estado de Derecho”.
“Corrupción e impunidad son un binomio que caminan de la mano, y que nos siguen desafiando en México”, remarcó.
“A quienes hacen el mal, despreciando a sus hermanos, no nos cansaremos de exhortarlos al arrepentimiento, al cambio de vida y a la reconciliación. Así mismo, ofrecemos nuestra oración por tantos hermanos y hermanas que sufren o que han fallecido a causa de la violencia”, añadió la CEM.
Los obispos mexicanos también se manifestaron a favor de “una profunda cultura democrática y la auténtica promoción del bien común”.
“El escenario que ofrece hoy nuestro país se caracteriza por la falta de diálogo entre los actores políticos, la polarización ideológica, y el riesgo de una insuficiente división de los poderes públicos que debilita los siempre necesarios contrapesos democráticos”, advirtieron.
Frente a las próximas elecciones de junio de 2012, en que se elegirán a 500 diputados federales, la CEM pidió “que se fortalezcan las instituciones autónomas del Estado”.
“La larga historia de imposición y manipulación de procesos democráticos que caracterizaron en el pasado a nuestro país es un doloroso recuerdo que por ningún motivo debe repetirse”, señaló.
Los obispos mexicanos indicaron luego que “abrazamos a la comunidad educativa” y “reconocemos el admirable esfuerzo de muchos padres de familia, maestros y directivos que continuaron, en la medida de lo posible con la formación de nuestra gente” durante la pandemia.
Sin embargo, precisaron, “en el transcurso de los últimos meses se han manifestado, las grandes carencias y desigualdades del Sistema Educativo Nacional. Por ello, llamamos a replantear la política social, con el fin de encauzar nuestros principales esfuerzos de inversión de recursos, talento y creatividad, en este sector vital para nuestro desarrollo”.
Al finalizar, los obispos mexicanos señalaron que “abrazamos, como Pastores, a todo el Pueblo de Dios”, y alentaron a que “acogiéndonos a los brazos de nuestra Madre del cielo, la Siempre Virgen Santa María de Guadalupe, construyamos la ‘casita sagrada’ en la que podamos superar nuestras diferencias para caminar hacia el sueño de Jesús de ser uno, como Él y el Padre son uno”.
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