Frente al cierre de las instituciones educativas en Kenia por el avance del coronavirus, unas religiosas siguen cuidando a las niñas con discapacidad del Hogar Limuru Cheshire, llevando ayuda y esperanza a estas familias que viven en extrema pobreza.
La administradora del Hogar gestionado por las Hermanas de la Asunción de Nairobi (Kenia), hermana Rose Catherine Wakibiru, señaló que cuidan a más de 60 niñas, las cuales han tenido que regresar a sus casas a partir de las medidas tomadas por el Gobierno del país.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), Kenia tiene más de 300 infectados y 14 fallecidos por el virus. El Gobierno del país declaró a mediados de marzo el cierre de los colegios a nivel nacional hasta el 4 de mayo, sin embargo, debido al aumento de casos la medida ha sido prorrogada durante un mes.
La religiosa indicó que se vio obligada a pedir a los padres y apoderados que recogieran a sus hijas y las llevaran a vivir junto a sus familias nuevamente, dado que las niñas se quedan las 24 horas en el Hogar atendido por la congregación.
“Muchos de los padres no estaban listos para recibir a las niñas”, indicó.
La hermana Wakibiru señaló que muchas niñas del Hogar Cheshire vienen de familias pobres que viven en asentamientos informales alrededor de Nairobi, como es el caso de Faith (nombre que se usará para proteger su identidad), una joven de 23 años con discapacidad, que vive junto a su familia en una casa de una sola habitación en Satellite, uno de los asentamientos informales.
“Inicialmente, Faith vivía con su madre y sus tres hermanos en Kibera (una de los barrios marginales más grandes de Nairobi). Pero su familia se movió a Satellite hace tres semanas, luego que su casa fuera arrasada por las inundaciones”, comentó.
Además, la religiosa indicó que no todas las niñas fueron recibidas en casa, unas cinco de ellas no tenían a dónde ir cuando se cerró la instalación, por lo que otras familias las acogieron.
“Conozco a todas las familias que dejan a sus hijas aquí y tengo una idea de aquellas que pueden acoger a una niña más, aparte de la suya. Entonces, cuando realicé las llamadas, les pregunté si estaban dispuestos a cuidar a una niña extra. Así es como conseguí que las cinco chicas tuvieran un lugar donde quedarse”, añadió.
Para aliviar la carga de los padres adoptivos, el Hogar Limuru Cheshire cubre las necesidades básicas de las niñas como la alimentación y los materiales sanitarios en sus nuevos hogares.
En Kenia, muchas personas viven con lo que pueden ganar día a día, y les resulta difícil conseguir trabajo, por lo que, lamentablemente, no todas las familias aceptan recibir a sus propias hijas, y se han opuesto a que ellas regresen a casa.
“Tenemos una chica de Kibera. Ella tiene tres hermanos con discapacidad. Su madre también tiene problemas intelectuales. Cuando los llamé para que vinieran a buscar a su hija, dijeron que no lo harían”, contó.
La religiosa indicó que para convencer a la familia tuvo que prometer que se cubriría las necesidades básicas de la niña, “incluso permití que la familia escogiera todo lo que necesitaban de una tienda cercana y nosotras pagamos el monto al comerciante”.
La hermana Wakibiru señaló que, debido a la pobreza, las personas con discapacidad son la última prioridad en las familias que lidian con la falta de recursos básicos como la alimentación. Cuando hay poca comida para compartir, los niños con discapacidad no obtienen nada.
“Los niños con discapacidad son tratados como personas de segunda categoría. La gente solo piensa en ellos cuando todos los demás se han saciado”, agregó.
La religiosa indicó que algunos miembros de la familia también roban los artículos de tocador y las toallas sanitarias que las niñas reciben en las instalaciones de caridad.
“Es la pobreza lo que impulsa a las personas, pero solo podemos esperar que aprendan a ser más atentos a las necesidades de las niñas, que son más vulnerables”, explicó.
A una semana que las niñas dejaron el hogar, la Hermana Wakibiru comentó que la mayoría de los padres y tutores han expresado su frustración por no poder trabajar con sus hijos con discapacidad y han pedido el apoyo de las religiosas.
La hermana Wakibiru indicó que, gracias a la ayuda de los donantes locales, ha podido apoyar a las familias en los barrios bajos alrededor de Nairobi, y con un documento especial del gobierno ha podido desplazarse a pesar de la prohibición de movimiento dentro y fuera de Nairobi y otras ciudades donde hay más casos de COVID-19.
“Para comienzos de la próxima semana, habré cubierto todas las casas en Nairobi y partiré hacia Nakuru, donde tenemos nuestros casos más necesitados. Me alegra que el gobierno me haya emitido un pase para viajar y ver a nuestras chicas”, comentó la religiosa.
En cada visita al hogar, las familias reciben alimentos para mantenerlos hasta por un mes, dependiendo de su nivel de necesidad. Las familias también reciben máscaras y desinfectantes para mantenerlas a salvo durante la pandemia.
La hermana Wakibiru, las Hermanas de la Asunción y los otros trabajadores del Hogar fundado hace casi 50 años por el héroe de la Segunda Guerra Mundial Geoffrey Leonard Cheshire, un héroe de la Guerra Mundial, viven un día a la vez mientras sus provisiones se agotan en medio de las reducidas donaciones.
“Solo podemos planificar y esperar que los simpatizantes se unan para tocar las vidas de estas niñas vulnerables y sus familias”, agregó.
Traducido y adaptado por Harumi Suzuki. Publicado originalmente en ACI África.
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