La coordinadora del Fono Escucha de la Arquidiócesis de Santiago de Chile, Elisa Montalva, destacó la importancia de la escucha y el acompañamiento para enfrentar grandes problemáticas que surgen a raíz de la emergencia sanitaria del coronavirus COVID-19.
Para evitar la propagación del COVID-19 los países han adoptado medidas de aislamiento o cuarentena total. De esta forma, retardar los contagios y dar respuesta oportuna a los enfermos en los hospitales.
Sin embargo, las consecuencias de un periodo prolongado de confinamiento no solo ha demostrado la fragilidad económica de las naciones, también ha detonado distintas problemáticas emocionales y de convivencia al interior de las familias.
“La situación de aislamiento es bastante adversa y extrema para la mayoría de los seres humanos porque nosotros estamos acostumbrados a vivir en redes, en vínculos”, manifestó Montalva.
“Esta situación de aislamiento sumada a la amenaza del riesgo de muerte por la pandemia genera altos niveles de angustia y soledad” en las personas.
Lo anterior puede provocar un “aumento en conflictos familiares como la violencia intrafamiliar; las crisis matrimoniales; conductas de maltrato hacia personas dependientes o desgaste de los cuidadores; trastornos de ansiedad; trastornos desadaptativos, por el quiebre de la rutina; conflictos por hacinamiento; entre otras dificultades”, enumeró la experta.
A modo de ejemplo, “en hogares donde hay una gran cantidad de personas en un lugar reducido, el hacinamiento sumado al aislamiento social terminan siendo gatillantes de altos niveles de conflicto y de tensiones que pueden llevar al maltrato con una escala más rápida de lo que uno piensa”.
En ese sentido, “la escucha y la contención emocional son fundamentales para poder afrontar de manera más adaptativa y constructiva en términos emocionales, una situación de amenaza como la que estamos viviendo”, aseguró la psicóloga.
“La contención permite resignificar y ampliar la mirada; sentir que no estás solo y que hay otro que lo ocurre lo mismo que a ti; da la posibilidad de incorporar nuevas rutinas o nuevos modos para autorregular las emociones y afrontar este tiempo difícil, donde además no hay una certeza de cuándo se restablecerá la ‘normalidad’ de nuestras vidas”, explicó Montalva.
En el corto tiempo que lleva el Fono Escucha de la Arquidiócesis de Santiago ya se contabilizan más de 150 casos de acompañamiento que son atendidos por sacerdotes y laicos profesionales de distintas áreas con experiencia en situación de crisis y acompañamiento espiritual.
Personas que “viven situaciones límites” como la soledad, la enfermedad por contagio de COVID-19, en la desesperanza, en el miedo a perder la vida, en el duelo por la pérdida de un familiar, son algunos casos atendidos por vía telefónica o videollamada.
Al contrario de lo que se podría pensar, una videollamada “permite lograr una intimidad, te permite un contacto, una profundidad en los procesos emocionales te permite incluso abrazar a la distancia al otro y contenerlo aun solo con la mirada”, aseguró Montalva.
En el caso de las personas que no cuentan con conexión para videollamada, se realizan terapias y acompañamiento espiritual vía telefónica, que “aunque es un poco más difícil porque se pierde todo el lenguaje no verbal para poder abrazar a la otra persona”, se debe realizar con más frecuencia.
En ambos casos, a las personas les permite “descomprimir esa tensión” y “recibir recursos y herramientas para poder reorganizarse” y realizar una “convivencia sana en sus realidades familiares”.
Asimismo, la labor realizada por sacerdotes capacitados para la atención de enfermos por COVID-19 o acompañamiento de sus familiares, convierte a la escucha en una instancia crucial porque “acompaña en el dolor y ayuda a la persona a liberar, le entrega la sensación de que otro puede ayudar a cargar con su peso; rompe la sensación de miedo o indefensión en la que están”.
“Como Iglesia y en este tiempo difícil queremos decirles a las personas que no están solas. Queremos ayudar a la comunidad a vivir este tiempo con fe esperanza y amor, ponernos al servicio de los que más necesitan en esta emergencia sanitaria”, concluyó Elisa Montalva.
El Fono Escucha es una instancia organizada por la Delegación para la Pastoral Familiar de Santiago con el apoyo del Centro de Espiritualidad Ignaciana, el Centro Santa María, la Vicaría para la Educación y otros profesionales.
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