La pandemia de coronavirus nos dice que “nuestra salud vale más que la salud de la economía y que la verdadera fraternidad humana es más valiosa y noble que el éxito diplomático”, comentó recientemente un Arzobispo de Taiwán.
El Arzobispo de Taipei, Mons. John Hung Shan-chuan, habló con CNA –agencia en inglés del Grupo ACI– sobre cómo el estado del este asiático ha estado a la vanguardia de los esfuerzos por detener el COVID-19.
Taiwán fue uno de los primeros países en advertir a la comunidad internacional sobre los riesgos de la pandemia, aunque su llamado no fue atendido inicialmente por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El país, que tiene una población de 24 millones de personas, tenía solo 429 casos documentados de coronavirus y seis muertes al 30 de abril, según el Centro de Recursos de Coronavirus de la Universidad Johns Hopkins.
Mons. Hung, que ha supervisado la arquidiócesis con sede en la capital taiwanesa desde 2007, explicó que la Iglesia local no ha enfrentado una crisis porque el gobierno ha sido eficaz para contrarrestar el virus.
Taiwán también envió máscaras y suministros médicos al Vaticano, para ser entregados a los pobres. El embajador de Taiwán ante la Santa Sede trajo personalmente 280.000 máscaras médicas al Vaticano y a la conferencia de obispos italianos, y donó alimentos y suministros al Limosnero Pontificio y colaborador del Papa Francisco en las obras de caridad.
Aunque Taipei ha sido considerado un modelo para contrarrestar la pandemia, ha sido eclipsado por su poderoso vecino, la República Popular de China, que reclama a Taiwán como parte de su propio territorio.
Esta sombra también se extiende a las relaciones entre Taiwán y la Santa Sede. El 18 de septiembre de 2018, la Santa Sede firmó un acuerdo confidencial con China sobre el nombramiento de obispos. El acuerdo está programado para expirar en agosto, y las negociaciones para su renovación están en marcha.
Aunque la Santa Sede y Taiwán han tenido vínculos ininterrumpidos durante casi 80 años, la Santa Sede ahora mantiene un perfil bajo en relación con Taiwán, probablemente para no molestar a China continental.
La oficina de prensa de la Santa Sede emitió un comunicado el 9 de abril agradeciendo a dos fundaciones chinas por proporcionar suministros médicos a la Farmacia del Vaticano. A pesar del compromiso considerable de Taiwán, la Santa Sede no ha publicado ninguna declaración oficial de agradecimiento.
El Arzobispo de Taipei, sin embargo, enfatizó en un panorama más amplio y no se quejó de la elección del Vaticano.
“La pandemia de COVID-19 es una crisis mundial sin precedentes y representa un peligro para toda la humanidad. Ninguna nación, absolutamente ninguna nación, puede extirparlo operando solo sin la ayuda de otros países”, dijo el prelado.
También dijo que “lo que el mundo necesita urgentemente ahora es solidaridad en acción, no interés propio. Y es bueno que China pueda proporcionar ayuda material a otros países a gran escala”.
“Gracias a las donaciones de suministros de China, el Vaticano podrá ayudar a muchas, muchas personas pobres en otros países que son olvidadas por los políticos y apenas informadas por los medios”, acotó
El Arzobispo Hung subrayó que “la Iglesia Católica en los países pobres está esperando ayuda”, y “el Vaticano estará agradecido por cualquier gesto concreto de solidaridad, independientemente del sistema político de los países, ya que la Iglesia tiene la misión de proclamar la Buena Nueva a todas las naciones que promueven al mismo tiempo una cultura de fraternidad y paz”.
Dirigiéndose a Taiwán, dijo: “Gracias a la competencia de las autoridades gubernamentales y al notable apoyo de la población, las personas en Taiwán no necesitan lidiar con emergencias, como la infección a gran escala. Es comprensible que Caritas Taiwán no solicite ninguna contribución especial en términos de ayuda material a la población local”.
Pero el arzobispo destacó la difícil situación de los trabajadores migrantes, que corren un alto riesgo de contraer y propagar el coronavirus.
Caritas Taiwán ha sido muy activa distribuyendo máscaras faciales a los pescadores y trabajadores migrantes, que no las tendrían de otra manera debido al racionamiento gubernamental de máscaras, informó Mons. Hung Shan-chuan
Mons. Hung aplaudió al gobierno por tomar medidas preventivas para contrarrestar la pandemia. Hizo hincapié en que la conferencia de los obispos locales reaccionó muy rápidamente y “cumplió con las recomendaciones y reglamentos del ministerio del interior y decidió, uno por uno, suspender todas las reuniones de la Iglesia en interiores, incluida la celebración de la Misa los días de semana y domingos”.
La Iglesia Católica en Taiwán ha transmitido Misas en vivo, mientras que los pastores han multiplicado sus esfuerzos para estar cerca de los fieles a través de las redes sociales y el teléfono.
El arzobispo señaló que, aunque Taiwán tiene vínculos diplomáticos con muy pocos países, “la Iglesia católica está presente en todas las naciones” y, por lo tanto, “la Iglesia en Taiwán nunca se siente aislada”.
“Por el contrario, gracias a la nunciatura apostólica y su representante, realmente sentimos la comunión con el Santo Padre y con otras iglesias locales”, agregó
Mientras tanto, la Iglesia en Taiwán está planeando nuevas cosas para el futuro.
Mons. Hung contó que la conferencia episcopal ha estado preparando un congreso nacional de evangelización desde el año pasado.
“El congreso reunirá a clérigos y laicos que se unirán para rezar, reflexionar y debatir diferentes cuestiones relacionadas con el futuro de la Iglesia católica en Taiwán. Debido al brote de COVID-19, el congreso ahora se pospone para el próximo año”, dijo.
También señaló que Taiwán podría ser un constructor de puentes para el mundo chino.
“Como una conferencia de obispos de habla china en la Iglesia Católica, la Iglesia en Taiwán puede contribuir a la evangelización del pueblo de habla china”, explicó.
La conferencia de obispos de Taiwán colabora con las diócesis de Hong Kong y Macao para traducir los mensajes y escritos del Papa, así como los documentos del Vaticano al chino.
“La evangelización presupone la inculturación y va de la mano con la enseñanza de la fe católica”, dijo el arzobispo, y agregó que la conferencia de obispos local ha estado ayudando a hacer que “la fe católica sea relevante para las personas de habla china en todo el mundo”.
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en CNA.
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