Papa Francisco: “Honrar a la Virgen consiste en reconocer que es mi madre”

“Honrar a la Virgen consiste en decir: ‘Esta es mi madre’. Porque ella es la madre”, así se expresó el Papa Francisco este viernes 3 de abril en la Misa celebrada en Casa Santa Marta.

El Pontífice subrayó que “precisamente ese es el título que recibió de Jesús en el momento de la Cruz. Tus hijos, tú eres madre. No la hizo primer ministro o le dio títulos de ‘funcionalidad’. Únicamente ‘madre’”.

También, “en los Hechos de los Apóstoles, se presenta en oración con los apóstoles como madre. La Virgen no quiso tomar de Jesús ningún título. Recibió el don de ser madre de Él y el deber de acompañarnos como madre, de ser nuestra madre”.

“No pidió para ella ser una casi-redentora, o una co-redentora. No. El redentor sólo es uno y ese título no se duplica. Sólo discípula y madre. Y así, como madre, nosotros debemos pensar en ella, debemos buscarla, debemos rezar a ella. Es la Madre. En la Iglesia madre. En la maternidad de la Virgen vemos la maternidad de la Iglesia que recibe a todos buenos y malos: a todos”.

Los Siete dolores de la Virgen

En su homilía, el Pontífice reflexionó sobre la Dolorosa, sobre los siete dolores de María. “El primero, apenas 40 días después del nacimiento de Jesús. La profecía de Simeón que habla de una espada que le atravesará el corazón”.

El segundo dolor, “la fuga a Egipto para salvar la vida del Hijo”. El tercer dolor, “aquellos tres días de angustia cuando el niño se quedó en el templo”.

El cuarto dolor, “cuando la Virgen se encuentra con Jesús en el camino al Calvario”. El quinto dolor “es la muerte de Jesús, ver al Hijo allí, crucificado, desnudo, que muere”.

El sexto dolor, “el descendimiento de Jesús de la Cruz, muerte, y lo toma entre sus manos como lo había tomado en sus manos más de 30 años antes en Belén”. El séptimo dolor, “es la sepultura”.

El Papa Francisco aseguró que “a mí me hace bien, por la tarde, cuando rezo el Ángelus, rezar estos siete dolores como un recuerdo de la Madre de la Iglesia”.

El Pontífice finalizó la homilía invitando a “detenernos un poco hoy y pensar en el dolor y en los dolores de la Virgen. Es nuestra madre”.

Evangelio comentado por el Papa Francisco:

Juan 10:31-42

31 Los judíos trajeron otra vez piedras para apedrearle.

32 Jesús les dijo: «Muchas obras buenas que vienen del Padre os he mostrado. ¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?»

33 Le respondieron los judíos: «No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino por una blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces a ti mismo Dios.»

34 Jesús les respondió: «¿No está escrito en vuestra Ley: Yo he dicho: dioses sois?

35 Si llama dioses a aquellos a quienes se dirigió la Palabra de Dios - y no puede fallar la Escritura -

36 a aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo, ¿cómo le decís que blasfema por haber dicho: "Yo soy Hijo de Dios"?

37 Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis;

38 pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed por las obras, y así sabréis y conoceréis que el Padre está en mí y yo en el Padre.»

39 Querían de nuevo prenderle, pero se les escapó de las manos.

40 Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había estado antes bautizando, y se quedó allí.

41 Muchos fueron donde él y decían: «Juan no realizó ninguna señal, pero todo lo que dijo Juan de éste, era verdad.»

42 Y muchos allí creyeron en él.

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