La Iglesia en Cuba celebra este 22 de octubre el centenario del nacimiento de Perla Moré, la destacada compositora que enriqueció la música litúrgica, impactando en la vida de los jóvenes de varias generaciones.
Así lo expresó el escritor y editor cubano Osvaldo Gallardo González en su artículo enviado a ACI Prensa, “Perla Moré: cien años de música a la gloria de Dios”.
“Este 22 de octubre se celebran los primeros cien años de una gloria olvidada de la cultura cubana. Este texto quiere ser un acto de elogio y desagravio, y la reescritura de una página de la historia soslayada durante las últimas seis décadas en favor de una imagen de un país que no existe. Un sistema político que ha querido olvidar las raíces de la nación no puede contribuir al conocimiento y divulgación de los aportes que, en materia de música litúrgica y tradicional cristianas, hizo Perla Moré a nuestra cultura”, indicó.
Zoila Perla de la Caridad Moré Fernández nació en 1919 en el Central Constancia, en Abreu, Cienfuegos; pero siendo niña se mudó a Cárdenas, en Matanzas, de donde procedían sus raíces donde recibió “toda su formación en escuelas católicas y academias musicales”.
Moré, que fue docente, catequista y promotora cultural, “tuvo un considerable impacto en la vida de muchos jóvenes de varias generaciones”, tal como destaca el matrimonio Llaguno y Loly Márquez, artistas y fundadores del grupo vocal Nuestra América.
“Su ayuda desinteresada y entusiasta los alcanzó incluso en los primeros pasos del grupo. Ellos mismos son parte del ejemplo de Perlita, pues la inspiración cristiana de muchos temas de Nuestra América y su difusión de la música navideña en Cuba son también de algún modo parte de su legado”, afirmó Gallardo González.
En su texto, Gallardo relató que “tras las reformas litúrgicas promulgadas por el Concilio Vaticano II −y en la circunstancia particular de una Iglesia en Cuba que había sufrido la nacionalización e intervención de su sistema educativo y el desmantelamiento de toda su infraestructura con repercusión social por un sistema de gobierno confesional ateo−, Perla Moré compuso más de un centenar de obras en las que logra de manera rica y armoniosa la conjunción de los ritmos cubanos con los textos litúrgicos y de las sagradas escrituras”.
“Por estas razones, para el actual párroco de Cárdenas, el sacerdote diocesano Jesús Marcoleta, Perlita es una de las más importantes renovadoras de la música religiosa cubana de la segunda mitad del siglo XX”, con composiciones como su “Misa cubana”, “todo un mosaico de ritmos y variaciones genuinamente nacionales y conjunto de uso frecuente en las más importantes celebraciones litúrgicas cubanas de las últimas décadas”.
El escritor y editor cubano señala que el libro “Perlita Moré: Patria, música y fe” de Conchitica Moré de Castro, de próxima aparición, narra cómo “gracias al acicate del entonces joven sacerdote Jaime Lucas Ortega y Alamino −el Cardenal Ortega, recientemente fallecido−, Perlita comenzó a escribir sus primeras canciones y partes de la misa”.
“La admiración y cercanía a Perlita del Cardenal Ortega, quien tenía también una sólida formación musical, fue constante en su quehacer pastoral, y reconoció en más de una ocasión la importancia de los aportes de la ilustre cardenense, el prólogo de esta reseña biográfica es de su autoría”.
Pronto las composiciones litúrgicas y devocionales de Moré “se extendieron a toda la Iglesia en Cuba, que había visto diezmado el número de fieles y la práctica de la fe reducida al culto dentro del espacio limitado del templo”. Sin embargo, “el diálogo con Dios desde la música de los católicos cubanos encontró calidez en obras” de compositores como Perla Moré, Roger Hernández y Toni Rubí “que se convirtieron en la oración de todo un pueblo que quería vivir su fe en libertad y caridad”.
“Estas obras trascendieron sus fronteras gracias a varias generaciones de exiliados cubanos, que llevaron su música a la diáspora católica, la que ha tenido un importante papel en la conservación y difusión de este rico patrimonio musical”, afirmó Gallardo.
Joaquín del Valle, feligrés de Cárdenas y emigrado a Miami en 1979, destacó que Perla Moré “dejó una huella imborrable en sus alumnos de la Academia de Música, y en los jóvenes de la comunidad. Su casa era como el patio de la parroquia”, donde “recibía a todo el mundo, y en varias ocasiones sufrió el acoso de las autoridades locales en los más difíciles momentos de la confrontación Iglesia−Estado”, que la llamaban a la estación policial y detenían por varias horas.
“Su integridad, la práctica de su fe, y su liderazgo en una juventud que no comulgaba con la ideologización imperante, resultaba alarmante para quienes ostentaban el poder. Perlita no tenía pelos en la lengua, y siempre fue fiel a lo que creía, es de las mejores personas que he conocido en mi vida, recuerda Joaquín con emoción”.
Así, uno de sus contemporáneos, Tony Rubí, afirmó que Moré tenía una gran sensibilidad, una gran cubanía y, sobre todo, “una fe viva y profunda”. “Le emocionaba y alegraba ver que otros también luchábamos junto a ella, siguiendo su ejemplo, cantando como auténticos cubanos y cristianos la gloria de la fe”.
En la década de 1990 se lanzó el Festival de Música Cristiana Perla Moré In Memoriam para difundir los valores de su obra y “promover la composición musical litúrgica y de inspiración evangélica”. Aunque esta iniciativa parroquial nacida en Varadero –que se extendió a todo el país–, se extinguió después de más de 15 años, ayudó a reunir “obras de compositores jóvenes cubanos en un intento extraordinario para Cuba de ampliar su herencia musical en este género”.
Perla Moré falleció en Cárdenas el 17 de julio de 1985, y “gracias a ella, a sus textos líricos, a sus arreglos y composiciones, nuestra Iglesia que peregrina en Cuba es más encarnada, y se acerca con devoción al misterio del Resucitado”.
Al mismo Jesús, a quien los caminantes de Emaús suplicaron su presencia. Perlita, desde lo eterno, lo sigue invocando para nuestra patria: ‘Quédate, buen Jesús, que anochece,/ quédate, que se apaga la fe,/que las sombras avanzan, Dios mío,/las sombras avanzan y el mundo no ve// Quédate, por piedad, no te vayas,/quédate, Oh Divino Jesús./Te decimos lo mismo que un día/los dos de Emaús¨: no te vayas, Señor,/no te vayas, Señor’.
La celebración diocesana por el centenario del nacimiento de Perla Moré Cartaya tuvo lugar este 22 de octubre en la iglesia Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, con una Misa presidida por el Obispo de Matanzas, Mons. Manuel Hilario de Céspedes García Menocal, y a la que asistieron los familiares que la sobreviven.
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