En su mensaje para la Jornada Mundial de las Vocaciones 2019, el Papa Francisco recordó el reciente Sínodo dedicado a los jóvenes, celebrado en el Vaticano en octubre de 2018, y la Jornada Mundial de la Juventud realizada en Panamá en enero de este año. Se trató, dijo, de "dos grandes eventos, que han ayudado a que la Iglesia prestase más atención a la voz del Espíritu y también a la vida de los jóvenes, a sus interrogantes, al cansancio que los sobrecarga y a las esperanzas que albergan".
El Santo Padre destacó además que la llamada del Señor "no es una intromisión de Dios en nuestra libertad; no es una 'jaula' o un peso que se nos carga encima. Por el contrario, es la iniciativa amorosa con la que Dios viene a nuestro encuentro y nos invita a entrar en un gran proyecto, del que quiere que participemos, mostrándonos en el horizonte un mar más amplio y una pesca sobreabundante".
"El deseo de Dios es que nuestra vida no acabe siendo prisionera de lo obvio, que no se vea arrastrada por la inercia de los hábitos diarios y no quede inerte frente a esas elecciones que podrían darle sentido", añadió.
"El Señor no quiere que nos resignemos a vivir la jornada pensando que, a fin de cuentas, no hay nada por lo que valga la pena comprometerse con pasión y extinguiendo la inquietud interna de buscar nuevas rutas para nuestra navegación".
El Santo Padre señaló que si Dios "alguna vez nos hace experimentar una 'pesca milagrosa', es porque quiere que descubramos que cada uno de nosotros está llamado –de diferentes maneras–, a algo grande, y que la vida no debe quedar atrapada en las redes de lo absurdo y de lo que anestesia el corazón. En definitiva, la vocación es una invitación a no quedarnos en la orilla con las redes en la mano, sino a seguir a Jesús por el camino que ha pensado para nosotros, para nuestra felicidad y para el bien de los que nos rodean".
El Papa alentó luego a los jóvenes a que "no seáis sordos a la llamada del Señor. Si él os llama por este camino no recojáis los remos en la barca y confiad en él".
"No os dejéis contagiar por el miedo, que nos paraliza ante las altas cumbres que el Señor nos propone. Recordad siempre que, a los que dejan las redes y la barca para seguir al Señor, él les promete la alegría de una vida nueva, que llena el corazón y anima el camino", expresó en su mensaje.
El Santo Padre presidió también este 12 de mayo la Misa de ordenación de 19 sacerdotes en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano.
En su homilía, el Papa alentó a los nuevos presbíteros a ser "conscientes de ser santos elegidos entre los hombres y constituidos en su favor para atender a las cosas de Dios", por lo que deben ejercitar "con alegría y caridad, con sinceridad la obra sacerdotal de Cristo".
"Tratad únicamente de agradar a Dios, y no a vosotros mismos. La alegría sacerdotal sólo se encuentra sobre este camino, tratando de agradar a Dios, que te ha elegido”, aseguró.
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