1. Santa Mónica y San Agustín de Hipona
Mucha gente sabe que fue a través de las fervorosas oraciones de Santa Mónica que su rebelde hijo convertido en Doctor de la Iglesia llegó a ser el santo que conocemos hoy.
Santa Mónica oró por él sin parar, y poco a poco, Cristo respondió a sus plegarias. San Agustín tuvo una conversión del corazón y a partir de ese momento dedicó su vida a Dios. Esta es una prueba de lo que es una buena madre y lo que una gran cantidad de oraciones pueden hacer por un hijo rebelde.
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2. Santa María Celia Guérin y Santa Teresa de Lisieux
San María Celia y su esposo San Louis tuvieron una fe profunda que inspiró a sus 5 hijas a entrar en la vida religiosas. Sin duda el amor que existía en su familia hacia Dios generó una gran devoción y allanó el terreno para la vida virtuosa de Santa Teresita, que fue nombrada Doctora de la Iglesia.
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3. Santa Silvia de Roma y San Gregorio Magno
Santa Silvia y su esposo, que más tarde entró en la vida monástica, construyeron en su casa una capilla dedicada a San Sabas, que más tarde fue ampliada para convertirse en un monasterio. El hijo de Santa Silvia de Roma, fue San Gregorio que llegó a ser Papa y uno de los más grandes líderes de la Iglesia.
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4. Santa Felicidad y sus 7 hijos mártires
Santa Felicidad tuvo 7 hijos, todos ellos mártires. Ver a todos sus hijos torturados y martirizados por seguir a Cristo debió haber sido agridulce para ella. Al poco tiempo ella los acompañó en la muerte y en la vida eterna.
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5. Beata Juana de Aza y Santo Domingo de Guzmán
Santa Juana de Aza tenía dificultades para concebir un hijo. Por eso oró a Dios y pidió la intercesión de Santo Domingo de Silos. Sus oraciones fueron escuchadas y en agradecimiento puso a su hijo por nombre Domingo.
Una noche, Juana soñó que daba a luz a un perro con una antorcha en la boca que corría por todo el mundo. El sueño le asustó y se dirigió a un monasterio para consultar con un monje que le dijo: “no te preocupes, Señora. La antorcha encendida representa la palabra de Dios. Como el perro, tu hijo va a ir por todo el mundo anunciándola”.
Esa historia, junto con la piedad de Juana, debió haber inspirado a su hijo Domingo para dedicarse al Señor. Él fundó la Orden de Predicadores y ayudó a detener la propagación de la herejía albigense, la cual había incursionado peligrosamente en el cristianismo de su época.
7. Margarita Occhiena (venerable) y San Juan Bosco
Margarita fue la madre de un santo amado por millones de personas. Trabajando junto a su hijo, Santa Margarita procuraba que los niños de la calle recibidos por Don Bosco fueran bien atendidos y cuidados.
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8. Beata Ortolana de Asís y sus hijas Santa Inés y Santa Clara de Asís
Ortolana era una mujer de mucha virtud y piedad cristiana, solía hacer largas peregrinaciones a Bari, Santiago de Compostela y Tierra Santa. A pesar de su gran piedad, desprenderse de sus dos hijas para que siguieran a San Francisco de Asís no debió ser fácil. Sus hijas Clara e Inés fundaron la orden de las Damas Pobres de San Damián, conocidas como las clarisas.
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en National Catholic Register.
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