50 años de aborto legalizado: ¿Hacia dónde se dirige Canadá?

El 14 de mayo de 2019 se cumplen 50 años de la legalización del aborto bajo demanda en Canadá, lo que ha provocado la muerte de más de cuatro millones de niños por nacer y, además, que cerca 300 niños sigan muriendo diariamente.

CNA –agencia en inglés del Grupo ACI– conversó con reconocidos provida canadienses para saber qué dirección podría tomar su país en los siguientes años y cómo se podría promover una cultura de vida.

El aborto es legal en Canadá durante todo el embarazo por cualquier motivo. Este es uno de los pocos países que no tienen restricciones legales sobre el aborto.

Esta práctica está regulada en Canadá como cualquier otro procedimiento médico; es legal, pero no está aprobado o limitado por ley alguna.

“Cuando les dice a los canadienses que en realidad no existe una ley de aborto en Canadá, su respuesta inicial es que realmente no creen eso”, dijo el parlamentario David Anderson.

Anderson cree que la comunidad provida en Canadá no ha hecho un trabajo lo suficientemente bueno como para informar a sus compatriotas sobre el aborto, pero que “cuando descubren cuál es la realidad, es mucho más probable que apoyen la posición provida”.

Canadá carece de una ley de aborto porque el Parlamento del país simplemente se negó a escribir una. El aborto era completamente ilegal hasta que el Gobierno del primer ministro Pierre Trudeau despenalizó el procedimiento en 1969, lo que permitió esta práctica en algunas circunstancias y con el permiso de un “comité de aborto terapéutico”.

El hijo de Trudeau es Justin Trudeau, actual primer ministro de Canadá y conocido por su partidismo en favor del aborto, del matrimonio entre personas del mismo sexo, del feminismo, de la eutanasia y de la legalización de la marihuana.

En 1988 la Corte Suprema de Canadá dictaminó en el fallo de R vs Morgentaler que el requisito del comité de aborto terapéutico era inconstitucional y ordenó al Parlamento que redactara una ley sobre el aborto.

En los 30 años posteriores a esa decisión, el Parlamento aún no ha redactado una ley.

“Debido a (la inacción del Parlamento), no tenemos leyes sobre el aborto en Canadá que restrinjan o permitan el acceso al aborto. Por defecto, el aborto está disponible para los canadienses por nuestro sistema médico”, dijo Anderson.

El sistema de salud de Canadá contempla la “asistencia hospitalaria gratuita”, es decir, que el aborto está disponible para todos los canadienses.

Anderson cree que una población canadiense mejor informada aceptaría más los puntos de vista provida.

“A medida que las personas se informan, hay una aceptación mucho más amplia del hecho de que existan restricciones en otros lugares y es razonable que haya restricciones en Canadá”, afirmó.  

Informar al público sobre el aborto puede resultar difícil, ya que varios miembros del parlamento confesaron a CNA que se han enfrentado a la hostilidad del Gobierno por sus puntos de vista provida.

“El primer ministro (Justin) Trudeau ha dejado realmente claro que su forma de pensar debe ser percibida como la correcta, y si los parlamentarios no encajan dentro de su marco de valores, entonces no les sirve, no tiene aprecio y, realmente, él y su grupo muestran poco o ningún respeto hacia ellos”, dijo a CNA la parlamentaria Rachael Harder.

En 2014, Justin Trudeau emitió una exigencia formal a todos los candidatos de su partido, el Partido Liberal, a que apoyen verbalmente los derechos de aborto.

En el verano de 2018 el Gobierno de Trudeau provocó una controversia cuando promulgó una nueva política que obligaba a que las organizaciones providas no fueran elegibles para recibir fondos del programa Canadian Summer Jobs, incluso si la organización no realizaba ningún trabajo provida. Este requisito fue finalmente eliminado después de una protesta pública.

La congresista Harder fue rechazada como presidenta del comité sobre el Estatuto de la Mujer de la Cámara de los Comunes en 2017. La congresista asegura que se debió a sus opiniones provida.

“Los miembros del comité liberal se apartaron cuando mi nombre fue presentado como presidente y luego me rechazaron”, dijo Harder.

Cuando se les preguntó por qué se negaron a respaldarla, “uno de los miembros comentó que, debido a mi estima por el no nacido, no hay forma de que pueda representar a todas las mujeres en Canadá”.

Trudeau dijo que su nombramiento como presidenta era “la elección equivocada”, algo que Harder consideró “en realidad bastante triste”.

“Es realmente muy triste que el primer ministro tenga la audacia de dictar lo que las mujeres deben o no deben creer en este país”, agregó la parlamentaria.  

El congresista Anderson también habló sobre la hostilidad creada por el Gobierno de Trudeau, y dijo que la administración del primer ministro se ha negado incluso a tener un debate sobre el tema.

“Claramente, esa (actitud) impregna todo su partido, cuando el actual primer ministro dejó en claro que cualquiera que sostuviera puntos de vista contrarios a los suyos no tiene lugar en el partido liberal”, expresó.

El aborto en Canadá es “una realidad profundamente arraigada”, explicó el Arzobispo de Toronto, Cardenal Thomas Collins.

Para cambiar esta cultura, el Cardenal Collins cree que los provida necesitan formar coaliciones cooperativas efectivas, incluso si las creencias religiosas difieren entre los miembros.

“Puedo hacer ciertas cosas como Arzobispo de Toronto. Pero creo que otros pueden hacer un trabajo más efectivo: reunir a hombres y mujeres, hombres jóvenes, mujeres jóvenes, laicos, personas de otras confesiones, y diría también, personas que no tienen fe”, afirmó.

El Cardenal Collins explicó que actualmente hay un impulso para garantizar los derechos de conciencia de los médicos, pero existe “mucha presión en contra”.

Harder y Anderson también dijeron que cualquier tipo de cambio debe provenir del pueblo canadiense, no de los miembros del Parlamento.

Anderson dijo que “no es realista para el movimiento provida esperar que el éxito de todo el movimiento en Canadá provenga de un grupo muy pequeño de parlamentarios”.

“Creo que el impulso para el cambio debe provenir de un gran grupo de la población canadiense. Algunos gobiernos se muestran reacios a abordar este tema, probablemente porque es un tema muy polémico, y generalmente los gobiernos no van a involucrarse en problemas en los que no van a obtener algún tipo de acuerdo claro sobre el camino a seguir”, agregó.

Harder también dijo que el cambio debe venir de los ciudadanos canadienses, especialmente a través de comunicación y diálogo extensos.

“No creo que podamos obligar a las personas a hacer nada. Creo que los canadienses tienen la oportunidad de valorar a los recién nacidos, la oportunidad de compartir sus creencias y participar en un diálogo productivo”, indicó.

“Creo que a través de ese compromiso, se puede lograr una mayor educación y se puede producir una comprensión más profunda, con respecto al valor del nacimiento antes de nacer. Y a medida que esas conversaciones tienen lugar, y se crea una mayor comprensión, creo que la cultura puede cambiar. Pero esto es una cuestión del corazón humano y la conciencia más que nada”, concluyó Harder.

Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en CNA.

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