Mons. Scicluna: Una persona peligrosa para los menores no puede ejercer el sacerdocio

Mons. Charles Scicluna, Miembro del Comité Organizador del Encuentro sobre la Protección de Menores que se está desarrollando en Roma, aseguró que “una persona que constituye un riesgo para los menores ya no puede pertenecer al ministerio. No es cuestión de adónde desplazarlo: ya no puede ejercer una actividad en el ministerio”.

Durante el encuentro con periodistas que se ha celebrado este sábado 23 de febrero en el Vaticano para explicar el progreso de los trabajos del Encuentro, Mons. Scicluna, que también es Arzobispo de Malta y que es una de las cabezas visibles de la Iglesia en la lucha contra los abusos, señaló que el Papa Francisco se ha sentido conmovido “por el testimonio increíble de las mujeres”.

En su intervención, también explicó que existe un problema de comunicación exterior e interior en la Iglesia que agrava más el problema de los abusos, y que, por lo tanto, es urgente solucionar.

“No sólo tenemos un problema de transparencia a la hora de encararnos con la sociedad, con las autoridades, sino también en el seno de la misma comunidad de la Iglesia: diócesis que no hablan con otras diócesis, órdenes religiosas que no hablan con otras órdenes religiosas, y que no comparten informaciones fundamentales. Esto ocurre en el seno de la Iglesia”.

En este sentido, defendió también que se debe fortalecer la comunicación entre la Iglesia y las víctimas que han denunciado abusos sobre los procedimientos canónicos, porque en muchos casos, una vez realizada la denuncia, no se vuelve a informar a las víctimas del estado del procedimiento.

En ese mismo encuentro participó también en Cardenal Reinhard Marx, Arzobispo de Munich y Presidente de la Conferencia Episcopal Alemana.

En su explicación señaló que el camino emprendido en la búsqueda de soluciones que pongan fin a los abusos y que den justicia a las víctimas no se puede terminar cuando se concluya el Encuentro, sino que “hay que encontrar un camino para que todos estos documentos, ideas, informaciones, confluyan. Habrá que traducir todo eso en decisiones”.

“Creo que deberían darse unas líneas vinculantes para toda la Iglesia. En nuestro grupo de trabajo se ha hablado de una actividad de monitorización, como si las diócesis de alguna forma se sometieran a una certificación sobre sus acciones, si esas acciones son conforme a esas líneas guía”, defendió.

También intervino en la reunión con los periodistas el P. Arturo Sosa Abascal, General de la Compañía de Jesús.

Dijo que la Iglesia acepta “el desafío de acompañar el proceso de maduración afectiva de todos los miembros de la Iglesia. Es una estrategia necesaria. La maduración afectiva es lo que permite una relación sana entre los seres humanas que termina siendo una relación segura, en paz, y para eso tenemos que poner atención a los programas de formación, formación a todos los niveles: consagrados, consagradas, los que se preparan para el ministerio y cualquier persona bautizada para que esa madurez afectiva sea un signo de nuestra propia Iglesia”.

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