Más de 37 mil jóvenes peregrinaron este 23 de febrero al monumento a Cristo Rey en el cerro del Cubilete, en el estado mexicano de Guanajuato.
La peregrinación fue organizada, como cada año, por el movimiento nacional juvenil Testimonio y Esperanza, y tenía como lema “Jóvenes a la política: Compromiso de fe, solidaridad y paz”.
Este año la fecha de la caminata de 16 kilómetros fue cambiada del último sábado de enero, por el último de febrero, debido a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Panamá 2019, realizada del 22 al 27 de enero.
La conclusión de la peregrinación, indicaron los organizadores, es “prepararnos para ejercer la política, la verdadera política, sin apellidos, sin eufemismos, en un verdadero sentido de la consecución del bien común”.
La actual imagen de Cristo Rey que corona el cerro del Cubilete mide 23 metros y fue erigida en 1950 como homenaje a los mártires de la Guerra Cristera. A inicios del siglo XX, la persecución religiosa del Gobierno mexicano contra la fe católica, que implicaba las prohibiciones de congregaciones religiosas, limitaciones al culto e incluso la prohibición de que un sacerdote se vista como tal, llegó a un punto en que civiles de diversas partes del país se levantaron en armas.
El Gobierno mexicano respondió con una represión aún mayor y el asesinato de sacerdotes y laicos. Entre los mártires de la Guerra Cristera figura el adolescente San José Sánchez del Río, “San Joselito”, asesinado a los 14 años.
El bando cristero era conocido por sus gritos de “¡Viva Cristo Rey!” y “¡Viva la Virgen de Guadalupe!”.
La actual estatua de Cristo Rey se levanta donde una más pequeña fue dinamitada en 1928 por el Gobierno de Plutarco Elías Calles.
El Arzobispo de León, Mons. Alfonso Cortés Contreras, acompañó la peregrinación con la celebración de la Misa y les resaltó a los jóvenes peregrinos la importancia de tener una participación política activa, para buscar el bien común.
A la peregrinación asistió también Jerson Velasco, directivo de la Coordinación Nacional de Adolescencia y Juventud de la Conferencia Episcopal de Venezuela, que compartió con los peregrinos el testimonio de sufrimiento de su país.
“Nos han faltado alimentos, nos han faltado medicinas, nos ha faltado un gobierno cristiano, pero nunca la esperanza”, aseguró.
Los organizadores de la peregrinación transmitieron sus “oraciones y la expresión fraterna con la juventud venezolana que está en pie de lucha por la libertad, la democracia y las garantías mínimas para una vida digna, sin violencia, sin las carencias de la catástrofe económica y con el respeto a la libertad religiosa”.
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