El Obispo de Cúcuta (Colombia), Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid, pidió al régimen de Nicolás Maduro a “ver esta realidad dramática de un pueblo que sufre”, y llamó a buscar una salida a la crisis de Venezuela que “no sea violenta” y “no tenga derramamiento de sangre”.
“Los gobernantes de esta nación tienen que ver esta realidad dramática de un pueblo que sufre. Faltan medicinas, faltan alimentos, faltan servicios, falta una atención a enfermedades catastróficas muy graves”, expresó el Obispo a ACI Prensa.
El Prelado dio estas declaraciones días después del intento de la oposición liderada por Juan Guaidó de ingresar la ayuda humanitaria a Venezuela desde las fronteras con Brasil y Colombia.
En el caso de la frontera colombo-venezolana, el punto de ingreso era la ciudad de Cúcuta, donde por varios días se almacenó la ayuda internacional, mayormente enviada por Estados Unidos, junto a otros países.
Sin embargo, la guardia venezolana y paramilitares afines a Maduro impidieron el paso de los camiones y atacaron a quienes transportaban la ayuda humanitaria.
Estos ataques causaron al menos cuatro muertos y decenas de heridos, además de quemar dos camiones cargados de alimentos y medicamentos.
La ayuda de la Iglesia
Durante la entrevista, Mons. Ochoa señaló que la Iglesia en Colombia ayuda a los migrantes venezolanos con la casa de paso “Divina Providencia” y otros centros de ayuda, donde brindan comida, atención médica y distribución de medicamentos.
Actualmente en la casa de paso ubicado en el barrio La Parada, a escasos pasos del puente internacional Simón Bolívar, asisten a unas 10 mil personas, entre niños, mujeres embarazadas y adultos mayores que cruzan la frontera.
La casa de paso y los otros centros de ayuda de la Diócesis de Cúcuta se sostienen gracias al apoyo de voluntarios de los movimientos apostólicos parroquiales, médicos, diáconos, sacerdotes, haciendo un total de 800 personas.
Mons. Ochoa dijo que esta labor pastoral es como “una expresión del Santo Padre Francisco, ser ‘hospital de campaña’; y este es un lugar donde el alma se rompe cuando una madre viene con un chico desnutrido, cuya desnutrición es irreversible para los médicos”.
Junto con el Prelado, el coordinador de esta obra, el P. José David Caña, explicó el drama que viven los venezolanos en estos centros.
“Vienen entre 40 mil y 50 mil personas, que cruzan los puentes y las trochas. Solo podemos abastecer a cuatro mil o cinco mil. Damos el 10% de las necesidades”, expresó el sacerdote.
En una anterior declaración a ACI Prensa, el Prelado dijo que Cúcuta es la ciudad colombiana con más desempleo, “más del 21% de desempleo, y tiene casi el 75% de informalidad”. Sin embargo, “la Iglesia está interviniendo humanitariamente”.
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