Damien y Mary Richardson son padres de diez hijos y esta noche en Dublín (Irlanda), compartieron con el Papa Francisco su experiencia de haber superado la adicción a la heroína, en la que ambos estuvieron envueltos durante un tiempo antes de casarse.
Ante el Santo Padre y con sus diez niños de entre 1 y 19 años de edad, los Richardson presentaron un video en el que relataron su historia. “Crecí en un complejo de departamentos y veía a mi hermana mayor y algunos de sus amigos consumiendo drogas, así que pensé que eso era normal. Tenía 15 o 16 años cuando pensé ‘voy a probar eso’ y comencé con la heroína y me volví adicta muy rápido”, indicó Mary.
“Fumé heroína durante un par de meses y luego cuando eso ya no era suficiente comencé a inyectarme”, agregó.
En el video Damien recordó que conoció a Mary a través de un amigo común. “Los dos teníamos la adicción, los dos consumíamos heroína en ese entonces. No había vida, solo drogas todos los días y ese fue un periodo muy oscuro de mi vida”, contó.
Damien relató que logró salir de la adicción “y lo primero que quise hacer fue casarme. Tuvimos una boda hermosa, algo especial pasó y nos hicimos más fuertes. Había algo allí. Nunca pensé que las cosas nos iban a ir tan bien. Pasamos de la desesperanza y la oscuridad de la adicción adonde estamos ahora, es decir la alegría de la familia”.
“A veces hay mucha presión, la vida puede ser difícil para todos nosotros, pero es más positiva”, añadió.
“He aprendido a amar. Antes cuando era drogadicta solía decir ‘Te amo’, pero sin sentido, creo que usted me entiende. Cuando llegaron los hijos, lo que sí aprendí fue a amar a mis niños”, señaló Mary en el video.
“La clave de nuestra familia es la verdad, siempre ser verdadero. Me encanta que les vaya bien en la escuela y que tal vez vayan a la universidad y sean felices. Amo la vida familiar, es dura, es un desafío complejo pero amo lo que hago como madre. No lo cambiaría por nada en el mundo”, resaltó la madre de familia.
Damien también agradeció al Papa por “escuchar nuestra historia” y destacó que “aunque éramos adictos a las drogas, el amor y la fe nos dieron la fuerza como una pareja casada para tomar un mejor camino”.
En su opinión, “el matrimonio y la familia no son algo fácil pero hoy tenemos estos hijos maravillosos y hay mucho amor y alegría en nuestras vidas. Todos los días le doy gracias a Dios por la ayuda que nos ha dado”.
“Espero que otras familias que luchan como nosotros obtengan la fuerza del otro y de su fe. Gracias Santo Padre, lo queremos mucho y bienvenido a Dublín, ¡la mejor ciudad del mundo!”, concluyó.
Publicar un comentario