Durante la Fiesta de las Familias en Dublín (Irlanda), el Papa Francisco recordó a los asistentes que todos han sido llamados a encontrar “la plenitud del amor” en la familia y el matrimonio, y comparó ese proceso con la acción de “preparar un té”.
En el evento, en el marco del Encuentro Mundial de las Familias, el Santo Padre se dirigió a los “padres y madres, abuelos y abuelas, hijos y nietos” para decirles que “la gracia de Dios nos ayuda todos los días a vivir con un solo corazón y una sola alma” y que ese amor de Dios reflejado en la familia es “como preparar un té: es fácil hervir el agua, pero una buena taza de té requiere tiempo y paciencia; hay que dejarlo reposar”.
“Así, día tras día, Jesús nos envuelve con su amor, asegurándose de que penetre todo nuestro ser”, añadió.
En ese contexto, el Papa recordó que el “Evangelio de la familia es verdaderamente alegría para el mundo, ya que allí, en nuestras familias, siempre se puede encontrar a Jesús; él vive allí, en simplicidad y pobreza, como lo hizo en la casa de la Sagrada Familia de Nazaret”.
“El matrimonio cristiano y la vida familiar manifiestan toda su belleza y atractivo si están anclados en el amor de Dios, que nos creó a su imagen, para que podamos darle gloria como iconos de su amor y de su santidad en el mundo”, aseguró el Pontífice.
Finalmente, pidió al Sagrado Corazón de Jesús que derrame sobre las familias “la gracia que necesitamos para sanar nuestras enfermedades y abrir nuestra mente y corazón para escucharnos, entendernos y perdonarnos mutuamente”.
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