Este jueves la Santa Sede informó que el Papa Francisco autorizó un cambio importante en la enseñanza de la Iglesia sobre la pena de muerte.
El cambio aprobado por el Papa es en el artículo 2267 del Catecismo de la Iglesia Católica.
El texto que regía desde 1992 indicaba que la Iglesia no excluía “el recurso a la pena de muerte” en el caso de existir “la plena comprobación de la identidad y de la responsabilidad del culpable” y si la pena capital era “el único camino posible para defender eficazmente del agresor injusto las vidas humanas”.
El nuevo artículo 2267 del Catecismo indica que en la actualidad existen “sistemas de detención más eficaces que garantizan la necesaria defensa de los ciudadanos” y que al reo no se le debe quitar “la posibilidad de redimirse definitivamente”.
Por ello, y a la luz del Evangelio, la Iglesia enseña “que ‘la pena de muerte es inadmisible, porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona’”.
El nuevo texto destaca además que “hoy está cada vez más viva la conciencia de que la dignidad de la persona no se pierde ni siquiera después de haber cometido crímenes muy graves. Además, se ha extendido una nueva comprensión acerca del sentido de las sanciones penales por parte del Estado”.
La pregunta clave es la dignidad humana
En declaraciones a la prensa, el Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, Greg Burke, indicó que “la pregunta clave aquí es la dignidad humana”.
Señaló que lo que el Papa está diciendo es que sin importar la gravedad del delito, la persona no pierde su dignidad humana. Además, “la Iglesia siempre enseña acerca de la redención y algunas esperanzas de redención”.
En ese sentido, el vocero vaticano dijo que este “es un mensaje para todos los católicos”. “Volvamos a lo que significa respetar la vida en todo momento y en todos los casos”, señaló.
Asimismo, recordó que ya San Juan Pablo II pedía la abolición de la pena de muerte. Entonces, indicó, lo que sucede es que esta abolición “se está convirtiendo en oficial” luego de “un desarrollo en la enseñanza (de la Iglesia) a lo largo de más de veinte años”.
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