Unido a Cristo y a la Iglesia: Cardenal Cipriani celebra 30 años de obispo en Perú [FOTOS]

Durante la Misa con la que celebró sus 30 años de obispo, el Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Cardenal Juan Luis Cipriani, hizo un repaso de sus años de servicio en el país sudamericano y de colaboración con el Vaticano.

Según informa el Arzobispado de Lima, el Cardenal afirmó que “estos largos años realmente ha sido iluminar, sembrar, mirar, comprender, callar, escuchar, como nos pasa a todos en un matrimonio, en la juventud, en la enfermedad”.

El 3 de julio de 1988 Juan Luis Cipriani fue ordenado Obispo Auxiliar de Ayacucho, donde luego sirvió como Administrador Apostólico entre 1991 y 1995. Ese año fue designado Arzobispo titular de la Arquidiócesis hasta 1999.


El Cardenal Cipriani saluda al presidente de la Federación Peruana de Fútbol, Edwin Oviedo. Foto: Arzobispado de Lima

Acompañado de una gran cantidad de fieles en la Catedral de Lima, el Cardenal Cipriani recordó las décadas de 1980 y 1990, cuando el país enfrentaba el terrorismo de Sendero Luminoso, sobre todo en el departamento de Ayacucho.

“El Señor quiso llevarme a esa escuela para aprender a querer, a perdonar, y también a entregar la vida de manera real, por amor a la Iglesia, así fue. Él bien lo sabe, Jesús bien sabe, cuánto abandono y cuánta desolación había. Y tuve tanta paciencia, por cerros, quebradas”.

El Arzobispo señaló que “el Señor me envió a servir a los más pobres, los que vivían en violencia. En ese queridísimo pueblo ayacuchano, ahí aprendí muchas cosas, a querer a la gente, escucharlos, perdonar y entregar la vida de manera real por amor a la Iglesia".


El Cardenal Cipriani con algunos sacerdotes. Foto: Arzobispado de Lima

Asimismo, recordó que cuando en 1999 fue designado Arzobispo de Lima, visitó Manchay, una zona pobre de la capital peruana donde la Iglesia desarrolla una gran obra social y a la que el Purpurado consideró “un espejo” de Ayacucho.

“Llegué a Lima y al ver ese rincón, encontré tantas similitudes. Cuando vi todo eso me dio una enorme esperanza, esto sí lo conozco, este rincón me es familiar hasta el día de hoy, realmente lo recuerdo”, afirmó.

El Cardenal Cipriani también destacó el trabajo en el Seminario Santo Toribio de Mogrovejo. He procurado “cuidar el seminario, cuidar a los sacerdotes, y sí les digo con toda franqueza: para mí cuidar es ayudarnos a ser santos”.


Foto Arzobispado de Lima

En su homilía, el Arzobispo alentó a querer al país y a defender su identidad católica, a sus instituciones, familias, así como la vida humana en todas sus etapas.

Sin la “unión con Cristo todo lo que hacemos es ruido y estorbar. Y sí, se los digo, en esa lucha llevo 30 años unido a Él, con Él, tenazmente buscando la unidad en la Iglesia para ser luz, para iluminar tanta oscuridad”, afirmó.

“El mundo está un poco oscuro y está pidiendo a gritos que nosotros, hijos de Dios, construyamos puentes, comprensión, cariño, un cariño con verdad, fortaleza, para amortiguar las dificultades que la vida lleva cada consigo, poniendo cada uno su granito, (su) sonrisa, buen humor, esto es lo que nos está repitiendo el Papa Francisco, una y otra vez”, señaló.

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